Es otro reino

"Sacerdotes, profetas y reyes por bautismo somos todos los hijos e hijas de Dios": Hna. Carmen Notario.  (Foto: Pixabay)

Sacerdotes, profetas y reyes por bautismo somos todos los hijos e hijas de Dios.  (Foto: Pixabay)

Cristo, Rey del Universo, es un título que no me resulta fácil de asimilar, por mucho que se esté refiriendo al reino del que habla Jesús en el Evangelio. 

La fiesta de Cristo Rey fue introducida en el calendario litúrgico occidental en 1925 por el papa Pío XI. Fue establecida  en el contexto del creciente nacionalismo secularista que siguió a la caída de los reinos europeos, después de la Primera Guerra Mundial.

Hoy, casi un siglo después, me cuestiono: ¿qué sentido puede tener llamar a Cristo Rey? 

La clave para entender el Reino nos la dan las lecturas de la liturgia de ese día porque nos introducen de lleno en las palabras y los hechos de Jesús durante su vida.

“Oíamos en las noticias que en Gaza hay que hacer cola, muchas horas, para conseguir un poco de pan (…). Y allí estáis tantas de vosotras, hermanas, aliviando el dolor, la carencia, la angustia”: Hna. Carmen Notario #CristoRey #GSRenespañol #HermanasCatólicas

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A finales del pasado octubre, como cada año, se repartieron en España los Premios Princesa de Asturias en una ceremonia en que una muy joven princesa española  ensalzaba los logros de los premiados en labor humanitaria, las artes, el deporte, la investigación científica… Es incalculable el esfuerzo, el tiempo, la energía invertida por parte de cada una de estas personas en su área, y lo que su vida trasciende  beneficiando a muchos. 

Me llamaron la atención dos de los premios de este año. El premio a la Cooperación Internacional, concedido a "La Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es descubrir y desarrollar tratamientos para enfermedades consideradas 'olvidadas' o desatendidas, y para otras relacionadas con la pobreza y el subdesarrollo".

El otro, el premio a la Concordia, entregado a Mary's Meals, una "organización sin ánimo de lucro con sede en la localidad escocesa de Dalmally, cuyo principal objetivo es suministrar una comida diaria a niños en edad escolar en su centro educativo, en dieciocho de los países más pobres del mundo".

No pueden estar más relacionados con el Evangelio esos esfuerzos para aliviar el sufrimiento, no solo el causado por la enfermedad sino el de sentirse abandonado. “Tuve hambre y me diste de comer”: erradicar esa lacra del hambre, la pobreza más grande que puede sufrir una persona, debe ser el compromiso que nos movilice.

Estos días oíamos en las noticias que en Gaza hay que hacer cola, muchas horas, para conseguir un poco de pan en alguna panadería que todavía queda en pie, y ese pan no basta para alimentar a toda la familia. Lo mismo pasa con el agua que escasea y que no basta para beber, cocinar y para asearse. Y allí estáis tantas de vosotras, hermanas, aliviando el dolor, la carencia, la angustia.

La gente huye de su tierra, de su casa, de la seguridad, hacia lo desconocido para salvar su vida... pero ¿a qué precio? Cada vez se multiplica más el número de refugiados por los conflictos políticos, por las guerras, por problemas económicos; y los “forasteros” resultan un grave problema para nuestras economías y nuestra seguridad. Y allí también estáis vosotras, siendo consuelo, fortaleza y también resolución para quienes pierden las fuerzas de tanto luchar y no conseguir nada.

Estáis con los enfermos, con los 'sin techo', con los presos y presas y también con los adictos a las drogas, abandonados hasta por sus propias familias que han perdido la fe en su rehabilitación. También permanecéis con quienes ejercen la prostitución o son víctimas de  trata para la explotación sexual.

Con todos ellos se identifica  Jesús en el Evangelio y a todos ellos nos envía.            

Y también estáis en la educación, desde los primeros años de vida hasta acabar la formación en las universidades, con una vocación clara de 'sacar lo mejor de cada persona', que es de lo que trata la educación. 

Muchas de vosotras estáis acompañando procesos de fe, transmitiendo la vuestra y contagiando vuestra vida en tantos lugares: parroquias, colegios, movimientos, que no acabaría nunca de describir, porque el amor nos lleva a inventar una y mil maneras de llegar a los niños, a los jóvenes; o a los que se sienten marginados por su situación familiar o su orientación sexual. Y por eso es fácil encontraros en las  periferias, allí donde otros no quieren ir.

Escribir es también una manera de ayudar a despertar del letargo a quienes buscan su propio bienestar y el de sus familias, sin ver la realidad que les rodea. Predicar, enseñar y escuchar es tarea de todos.

“Estáis [#HermanasCatólicas] con los enfermos, con los 'sin techo', con los presos y presas y también con los adictos a las drogas, abandonados hasta por sus propias familias”:  Hna. Carmen Notario #CristoRey #GSRenespañol

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En los últimos años estamos entendiendo que el cuidado de la Tierra es nuestra tarea, no como 'algo' sino como lo que somos, lo que nos constituye. El tomar conciencia de quiénes somos y de dónde provenimos nos invita al respeto, a una auténtica conversión de estilo de vida.

No puedo olvidar a las que ejercéis el ministerio de 'profeta' que nos viene a todas del bautismo: profeta que anuncia la Buena Nueva, profeta que denuncia las injusticias, que no se calla, que no cesa en su lucha por los derechos básicos de todos hasta en las más altas instituciones, provocando malestar a quienes hablan pero no actúan. 

Sacerdotes, profetas y reyes por bautismo somos todos los hijos e hijas de Dios. Como nos recuerda Jesús en esta festividad, ninguno de estos tres atributos  nos sitúa en superioridad con respecto a nuestros hermanos y hermanas; tampoco en inferioridad.

Nos encontramos en un momento histórico muy revuelto. Ese progresivo secularismo ha llegado a un punto álgido. Cada vez hay menos confianza en las instituciones religiosas y existen motivos para ello. El camino no es el de los títulos o las demostraciones de poder. La gente sí confía en nosotras, las religiosas.

"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos  hermanos tan insignificantes, lo hicisteis conmigo" Mateo 25, 40.