En 2018, durante su visita a Chile, el papa Francisco se acercó al reclusorio de mujeres de San Joaquín. Su mirada, su cercanía y un canto nacido del corazón de las internas dejaron una huella imborrable en quienes vivieron aquel encuentro, relata la Hna. Lourdes López Munguía. "Lo que Francisco les dijo sigue resonando en mí: 'Ser privado de la libertad no es lo mismo que estar privado de la dignidad. La dignidad no se toca a nadie; se cuida, se custodia, se acaricia'", rememora.