"El centro del culto no es el templo, sino la vida; no es el rito, sino el amor; no es la solemnidad, sino la fraternidad/sororidad. (...) Dios no quiere la manipulación de lo sagrado y mucho menos para beneficio económico. Dios quiere templos vivos que sean mediadores entre Él y la humanidad", escribe la teóloga Consuelo Vélez, para la serie Al partir el pan, en su comentario al Evangelio del domingo —Dedicación de la Basílica de Letrán—, donde Jesús expulsa a los mercaderes del templo.