En México, el Día de Muertos celebra que la muerte no es el final. Familias se reúnen para montar altares con flores y comida, recordando a quienes "ya partieron, no como ausentes, sino como presencias vivas en nuestro corazón y en nuestra fe", dice la Hna. Brenda Hernández. "No se acabó la vida. Están viviendo a otro nivel, en otra dimensión, pero están vivos", añade la Hna. María C. Mota sobre esta fiesta que transforma el duelo en alegría y esperanza cada 1 y 2 de noviembre.