"Miles de personas tienen hambre de Palabra y comunidad. Los sacerdotes, agotados, intentan llegar a todas partes. Y nosotras, con vocación y preparación, quedamos al margen. Estamos listas. Tenemos estudios teológicos, formación bíblica y pastoral. Complementamos y enriquecemos la misión con nuestros dones. Querido hermano, papa: ¿qué más necesita la Iglesia para sanar esta herida abierta por decisiones que excluyen?", escribe la Hna. Magda Bennásar.