Podemos soñar con un mudo sin dolor y sin injusticia si, como Jesús, asumimos la defensa de los más vulnerables y nos unimos a sus luchas con compasión. Este es el eje de la columna de la Hna. Ana María Siufi, de las Hermanas de la Misericordia, quien argumenta que para ser parte del cambio y construir un mundo mejor para todos, debemos sacudirnos de nuestra comodidad, de las distracciones y de la indiferencia “que nos mantienen encerrados como en una tumba”.