Diversas congregaciones se volcaron a brindar ayuda física, emocional y espiritual, acompañando a quienes lo habían perdido todo como consecuencia de las inundaciones de finales de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana. Más allá del apoyo material de las autoridades gubernamentales, la presencia de las hermanas, la coordinación que hacen del voluntariado y su escucha activa han sido esenciales para que los damnificados puedan recomenzar y ver un rayo de esperanza en medio del desastre ocasionado por una dana.