ENTREVISTA | Peggy M. Delmas y su homenaje a la labor de las hermanas científicas católicas

Peggy M. Delmas, an assistant professor of educational leadership at the University of South Alabama, who published a study in September on women religious pioneers in STEM fields (Provided photo)

Peggy M. Delmas, profesora adjunta de liderazgo educativo en la Universidad del Sur de Alabama, publicó en septiembre de 2020 un estudio sobre las pioneras religiosas en los campos científicos y tecnológicos (Foto: suministrada por Peggy Delmas)

Traducido por Purificación Rodríguez Campaña

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Peggy M. Delmas, profesora adjunta de liderazgo educativo en la Universidad del Sur de Alabama, ha encontrado un valioso nicho en la enseñanza superior: arrojar luz sobre las contribuciones de las hermanas católicas que han hecho carrera como académicas, incluidas las científicas.

Su reciente estudio, publicado en septiembre [de 2020], apareció en la revista International Journal of Gender, Science and Technology con el título Foremothers in STEM: Celebrating the work of Catholic sister scientists  [Madres pioneras en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas: Homenaje a la labor de las científicas católicas].

“Algunas de las primeras y más influyentes científicas de Estados Unidos han sido hermanas católicas”, señaló Delmas en el resumen del artículo. “Sin embargo, sus historias y contribuciones científicas son poco conocidas. ¿Por qué se dedicaron estas hermanas al estudio científico, de qué manera contribuyeron a la ciencia y cómo se compararon sus experiencias con las de otras mujeres científicas?”, se preguntó.

En la introducción de su artículo, Delmas destaca la figura de la Hna. Mary Kenneth Keller, de la congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santísima Virgen María de Dubuque (Iowa), reconocida por haber sido la codesarrolladora del lenguaje informático Basic  y, como escribió Delmas, por ser “la primera mujer de Estados Unidos que obtuvo un doctorado en el floreciente campo de la informática en 1965”.

Ese año, según Delmas, Keller aceptó un puesto en el Clarke College, ahora Clarke University, en Dubuque, e inició un departamento pionero de informática.

“Su empeño por aumentar el interés de las mujeres por la informática llegó hasta su política de permitir a las madres trabajadoras llevar a sus hijos pequeños con ellas a clase”, recordó el artículo de Delmas. “Sin embargo, a pesar de contribuciones científicas tan importantes y de su influencia en la promoción de la ciencia para niñas y mujeres, el trabajo de las hermanas católicas estadounidenses en la ciencia sigue siendo en gran parte desconocido”, añadió.

“Soy una gran admiradora de las hermanas, pero me he dado cuenta de que la opinión pública en general (y la no católica en particular) no sabe mucho de lo que hacen o de lo que han hecho”, explicó Delmas a GSR en una entrevista reciente y agregó: “Y, por supuesto, las hermanas suelen ser personas muy humildes que no arman alboroto ni llaman la atención. Pero tienen una historia fascinante, esperando a que alguien saque provecho de ella”.

A partir de datos de archivo de las comunidades religiosas de las hermanas y de las universidades donde enseñaban, el estudio de caso de Delmas analiza “las motivaciones profesionales, las contribuciones a la ciencia y las experiencias de tres hermanas científicas católicas estadounidenses”.

Las hermanas que aparecen en el artículo son:

Delmas, que realizó su investigación en 2018 y 2019, creció como bautista del sur y se convirtió al catolicismo en 1998. Desde 2006 es profesora en la Universidad de Alabama del Sur. Además, se doctoró en liderazgo educativo por la Universidad de Alabama en Birmingham en 2006, centrándose en las hermanas que enseñaban en instituciones públicas en lugar de religiosas. Su investigación doctoral combinó su interés por las mujeres líderes en la educación superior con su deseo de aprender más sobre la fe católica.

GSR: ¿Qué motivó este interés por la investigación?

Delmas: Después de terminar mi tesis sobre las experiencias de tres hermanas católicas que enseñaban en universidades públicas del sur [Alabama del Sur], seguí informándome sobre otras hermanas católicas que trabajaban o habían trabajado de forma similar en la enseñanza superior pública. Las cifras me convencieron de que su historia tenía mucho que contar y aún no se había divulgado lo suficiente.

Su enfoque de la investigación es muy específico. ¿Cuál suele ser la reacción?

A veces me miran con desconcierto cuando hablo de mi investigación. Los católicos de cuna quizá sepan algo de esto, pero en el mundo no católico, el perfil de las hermanas en la enseñanza superior, especialmente en la ciencia, no es muy destacado. Sin embargo, las hermanas que investigué para este artículo hicieron verdaderas contribuciones a sus campos, y varias de ellas fueron consideradas al menos para los Premios Nobel. Es importante señalar que todas recibieron una educación excepcional.

Y, no obstante, mantuvieron su dedicación tanto a su vocación de científicas como a la vida religiosa.

Tenían un gran compromiso con sus congregaciones, que las apoyaron cuando se doctoraron, algo que, por supuesto, resulta muy caro. Pero hay que verlo dentro de un contexto histórico más amplio: en los tiempos modernos, la tradición católica ha abrazado el estudio de la ciencia y no ha hecho grandes distinciones entre religión y ciencia. Las hermanas consideraban que la ciencia contribuía a profundizar su relación con Dios. No veían una división entre su vida espiritual y su vida laboral. En la comunidad académica ha habido una tendencia a hacer distinciones entre los dos mundos. Pero las hermanas no lo veían así.

Aunque el artículo defiende el trabajo de las hermanas, usted señala de forma muy clara que las religiosas tuvieron que hacer frente a desafíos evidentes como hermanas católicas en un entorno secular y como mujeres. La carrera de Asman resulta instructiva. Indica que su decisión de estudiar ciencias se debió probablemente a la necesidad de su congregación de contar con una profesora de ciencias (al principio impartió clases en escuelas de la congregación antes de ir a Berkeley). Pero fue una de las ocho mujeres, todas hermanas católicas, que se doctoraron en la Universidad de Notre Dame en 1966.

Todas las mujeres se enfrentaron a retos, pero el caso de la Hna. Mónica Asman es especialmente conmovedor. Su trabajo era importante. Como pude comprobar, se convirtió en una experta mundialmente reconocida en el campo de los mosquitos y la alteración genética, y formó parte de un equipo de investigadores de Berkeley que llegó a la conclusión de que la genética determina la susceptibilidad de los mosquitos a un virus.

Pero en mi investigación aprendí que el reconocimiento público y el respeto no siempre se daban. Un artículo de prensa sobre las credenciales del equipo de investigación mencionaba las credenciales académicas de sus compañeros hombres; a la hermana Mónica solo se la conocía como religiosa católica romana.

Y eso no es todo, ¿verdad?

A las demás hermanas les ocurrió algo parecido, pero me enteré de que, en el caso de la hermana Mónica, fue objeto de bromas sobre las religiosas en la prensa y por parte de sus compañeros. Los viejos tópicos sobre religiosas atrevidas eran comunes en aquella época, al igual que el sexismo en la cultura.

El sexismo hacia las mujeres en el mundo académico, el sesgo de género, el ambiente hostil, etc., están ampliamente documentados en la literatura. El tropo de la religiosa atrevida es antiguo y fue mencionado por otros participantes en la investigación entre los estereotipos que la gente tiene de las hermanas.

¿Han cambiado esas opiniones?

Hasta cierto punto, sí. El sexismo descarado y los estereotipos en torno a las religiosas que experimentaron las hermanas se produjeron principalmente entre los años 1960 y 1980. En mis entrevistas, las hermanas que han trabajado en la enseñanza superior más recientemente afirman que desde la década de 1990 hasta la actualidad esas actitudes predominan menos o son más sutiles.

Su mayor proyecto de investigación es continuar trabajando en el tema de las hermanas que han desempeñado su labor en instituciones educativas públicas, ¿cierto?

Así es. Existe una gran tradición al respecto que no es muy conocida. Mi objetivo final es escribir un libro sobre ese tema estudiando a 76 mujeres en total (47 fallecidas y 29 que aún viven), limitando el estudio a las hermanas de EE. UU. Tengo mucho trabajo por delante, aunque estoy a punto de terminar las entrevistas con las hermanas que aún viven. Las entrevistas presenciales han tenido que interrumpirse debido a la pandemia de COVID-19, así que tengo que hacer más por Zoom. La pandemia ha ralentizado la investigación. Sin embargo, muchas de las hermanas se han adaptado muy bien a la tecnología como Zoom y otras ya la utilizaban.

¿Dónde viven las hermanas de su estudio?

Bueno, no están en Alabama [se ríe]. Las hermanas del estudio son de todo Estados Unidos, pero muchas están en el Medio Oeste.

Cuando contactas con las hermanas, ¿se sorprenden?

Muchas veces se sorprenden, sí. Pero están encantadas de que se les preste atención a ellas y al trabajo de las demás. Se muestran acogedoras, amables y complacientes.

Debe percibirse cierta urgencia, dado el envejecimiento de la población de las hermanas.

Sí que existe cierta urgencia. Una hermana a la que estaba a punto de entrevistar murió. El archivero de la congregación me lo comunicó y me entristeció profundamente. Aquel día tuve una crisis.

¿De qué manera ha contribuido esta experiencia a profundizar en su propia espiritualidad?

Investigar y entrevistar a estas mujeres me ha mostrado una forma de combinar de manera activa mi trabajo académico y mi fe, mi verdad. En el mundo académico, eso a menudo está mal visto. Pero he aprendido de las hermanas que todo se entremezcla en la vida. Han sido modelos de conducta.

[Chris Herlinger es el corresponsal internacional de GSR en Nueva York. Su dirección de correo electrónico es cherlinger@ncronline.org].

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 5 de enero de 2021. 

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