Por esta razón mantengo la esperanza

La autora, Hna. Kathryn Press, de las Hermanas Apóstoles del Sagrado Corazón (izquierda), sentada con la Hna. Celina Galinyte, de las Hermanas Benedictinas y directora de Alpha en Lituania, y la Hna. Nathalie Becquart, de la Congregación Xavieres y subsecretaria del Sínodo de los Obispos, en el Royal Albert Hall de Londres. Las tres intervinieron en un panel de la Conferencia de Liderazgo de Alpha International los días 1 y 2 de mayo. (Foto: cortesía Kathryn Press)

La autora,  Hna. Kathryn Press, de las Hermanas Apóstoles del Sagrado Corazón (izquierda), sentada con la Hna. Celina Galinyte, de las Hermanas Benedictinas y directora de Alpha en Lituania, y la Hna. Nathalie Becquart, de la Congregación Xavieres y subsecretaria del Sínodo de los Obispos, en el Royal Albert Hall de Londres. Las tres intervinieron en un panel de la Conferencia de Liderazgo de Alpha International los días 1 y 2 de mayo. (Foto: cortesía Kathryn Press)

 

Kathryn Press

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Traducido por Purificación Rodríguez Campaña

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A principios de mayo tuve la extraordinaria oportunidad de asistir a la Conferencia de Liderazgo 2023 en el Royal Albert Hall de Londres. Esta conferencia anual está organizada por Alpha International, una asociación benéfica cristiana sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es ayudar a las personas a descubrir y desarrollar una relación con Jesús. 

La Conferencia de Liderazgo se celebra desde hace 13 años. Esta fue su primera edición desde la aparición de la COVID-19, a principios de 2020. Más de 4000 cristianos de diferentes tradiciones y denominaciones, incluidos anglicanos, pentecostales y católicos, se reunieron en este evento de dos días. Aproximadamente el 20-25 % de los delegados eran católicos. Los días fueron bastante completos e incluyeron excelentes oradores, fantásticos músicos y poderosos momentos de oración. 

Alpha me invitó a intervenir en un panel. El pastor anglicano Nicky Gumbel me entrevistó junto con la Hna. Nathalie Becquart (xavieres, subsecretaria del Sínodo de los Obispos) y la Hna. Celina Galinyte (benedictina, directora de Alpha en Lituania). Cada una de nosotras compartió algo sobre su vida ‘antes del convento’ y cómo Dios nos invitaba a servirle ahora.

Mientras deshago las maletas (espiritual, mental y ministerialmente) estos días, mi corazón está lleno de gratitud. Por la invitación y la oportunidad. Por la oración y el compañerismo. Pero también estoy experimentando otro sentimiento, una sacudida si lo prefieren, que ha fortalecido mi corazón: un profundo sentido de esperanza. Como nos recuerda 1 Pedro 3, 15, debemos estar siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza. Pues bien, ahí va.

Conocí al Espíritu Santo el lunes 1 de mayo de 2023, en una sofisticada sala de conciertos construida hace más de 100 años. En palabras de María Magdalena en The Chosen (temporada 1, episodio 2): “Yo era de una manera y ahora soy completamente diferente. Y lo que pasó entre medias (...) fue Él". Las palabras se quedan cortas para explicar la forma en que Dios me habló en lo más profundo de mi ser.

He conocido a Jesús toda mi vida. No he tenido una conversación dramática como la de san Pablo. Simplemente siempre he sabido que Dios forma parte de mi vida. Por supuesto, el camino ha tenido algunos desvíos, pero el Señor también me ha bendecido con momentos realmente profundos. Tuve la experiencia de la transfiguración [del Señor] al ver al papa Juan Pablo II cuando tenía 16 años y quise quedarme en ese momento. Igualmente cuenta mi experiencia de la zarza ardiente, cuando el Señor me llamó a la vida religiosa y yo estaba segura de que me había confundido con otra persona. También tuve la experiencia del Evangelio de ‘dar de comer a los 5000,  cuando caminé 16 kilómetros en Polonia para dormir en un campo y celebrar la misa con jóvenes católicos en la Jornada Mundial de la Juventud.

Pero esta experiencia en el Royal Albert Hall no fue como el Monte Tabor, el Monte Horeb o el Monte de las Bienaventuranzas. No fue en absoluto una experiencia en la cima de una montaña. Sí, fue sagrada, sorprendente, algo para saborear. Pero fue diferente a todo lo que había experimentado antes. Encendió mi corazón y me convenció. Ahora soy como san Pablo: “Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Corintios 9, 16). A pesar de lo poco elocuente que soy al compartir lo que me ocurrió, me siento obligada al menos a intentarlo.

Me da la impresión de que vivimos realmente en un tiempo de transición. Litúrgicamente, en estos días entre la Ascensión y Pentecostés, estamos orientados hacia la espera expectante. Este es el origen de nuestra práctica de las novenas. (Muchas conferencias episcopales han trasladado la Ascensión del jueves al domingo, lo que puede ser pastoralmente apropiado, pero dificulta un poco las cuentas). Pero cada día esperamos que el Espíritu se abalance sobre nosotros. Esperamos como lo hizo la Iglesia de los primeros siglos entre el momento en que Jesús regresó al Padre y cuando el Espíritu vino al cenáculo de Jerusalén. 

¿Cuándo conociste al Espíritu Santo? Si no lo has hecho, ¿rezarás “Ven Espíritu Santo”? ¿Cómo te estás preparando para Pentecostés? ¿Qué don quieres pedir al Paráclito que derrame en nuestro mundo? ¿En tu corazón?

Mi novena de Pentecostés la pasaré escuchando Rest on Us,  de Maverick City, y leyendo Come, Creator Spirit del franciscano Raniero Cantalamessa, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Seguiré desgranando lo que el Señor me dijo al corazón en el Royal Albert Hall, rodeada de tantos hermanos y hermanas cristianos. Y pediré al Espíritu Santo que continúe llenándome y anunciando la palabra de Dios con valentía (Hch. 4, 31).

Oremos juntos: “¡Ven, Espíritu Santo!”.   

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 19 de mayyo de 2023.