Resiliencia y esperanza: a cuatro años de la redada contra inmigrantes en Misisipi

Resiliencia. (Foto: Pixabay)

Ante el desgaste físico y emocional que la redada les dejó, estas personas y comunidades han puesto a prueba su capacidad de resiliencia, pues han tenido que afrontar sus pérdidas solos. (Foto: Pixabay)

por María Elena Méndez Ochoa

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Recientemente visité a Magdalena Gómez y a su familia. Ella, una niña afectada por la redada en Morton, Misisipi, ejecutada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en la que detuvieron a 680 personas, incluyendo a su papá, en una de siete procesadoras de pollo allanadas, cursaba entonces su primer día de clases.     

Desde que la redada ocurrió, he estado acompañando a la familia a distancia y presencialmente cuando puedo. En sus propias palabras, Magdalena dice “sentirse mejor” que hace cuatro años, pero es consciente de que algunos de los detenidos fueron deportados. Otros, por miedo, se fueron a vivir a otra parte. Aquellos que calificaron bajo las condiciones de emigración, siguen un proceso de inmigración mientras esperan sus audiencias judiciales, con la esperanza de vivir con tranquilidad en este país después de cuatro años.

Redada en Misisipi. En agosto de 2019, los funcionarios de la Oficina de Inmigración y Aduanas arrestaron a 680 migrantes en plantas procesadoras de alimentos en Misisipi, Estados Unidos. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)(Foto: AP/Rogelio V. Solis)

En agosto de 2019, los funcionarios de la Oficina de Inmigración y Aduanas arrestaron a 680 migrantes en plantas procesadoras de alimentos en Misisipi, Estados Unidos. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)

Ante el desgaste físico y emocional que la redada les dejó, estas personas y comunidades han puesto a prueba su capacidad de resiliencia, pues han tenido que afrontar sus pérdidas solos. Magdalena y su familia son un ejemplo de esta resiliencia. Ella era una niña de 11 años cuando la redada ocurrió y ahora, a sus 14 años, puedo ver la madurez con la que afronta la realidad de la vida. 

Durante mi encuentro con ella le pregunté:
—¿Cómo ha cambiado tu vida y la de tu familia desde el día de la redada? 

Ella, con voz entrecortada, respondió:
—Ha cambiado mucho. Hubo momentos en que lloramos, pero ahora estamos felices. No sé cómo expresarlo, pero ha cambiado mucho al tener a papá a nuestro lado.

Noté que había lágrimas en sus ojos al recordar el día que inmigración se llevó a su papá, así que le pregunté si aún le dolía mucho recordarlo y llorando me respondió:
—Sí, es muy triste recordar el momento cuando tu papá se va de tu lado. Pero ahora es diferente, ya no tenemos miedo de perder a papá otra vez. Estamos más felices porque él está a nuestro lado, acompañando, aconsejando, ayudando en nuestros estudios. Ya no tenemos que preocuparnos de que vuelva a suceder en nuestra vida. Ese  tiempo fue doloroso, pero ahora estamos felices porque eso ya quedó en el pasado. 

La Hna. Marta Lucía Tobón, MGSpS, conversa con Magdalena y su familia después de la redada en el 2019. (Foto H. María Elena Méndez)

La Hna. Marta Lucía Tobón, MGSpS, conversa con Magdalena y su familia después de la redada en el 2019. (Foto H. María Elena Méndez)

Después de escucharla, le dije:
—Cuando te escuché hablar con la prensa, me sentí muy orgullosa de ti porque fuiste clara y directa. Hablaste con el presidente de los Estados Unidos, abogaste por tu papá y por las familias separadas por la redada esa mañana. 

Ella respondió:
—Sí, porque esto no me pasó solo a mí, afectó a varios niños que se quedaron sin mamá y sin papá porque los deportaron. 

Le respondí:
—Sí, es verdad, pero otros están en proceso de adquirir la residencia. Esa fue una parte positiva de la redada—, afirmó con la cabeza y añadió: “Sí, ahorita estamos más felices. Ya no tenemos miedo de que separen a mi papá de nuestra familia y vaya a la cárcel otra vez”. 

Cuatro años después de la redada contra inmigrantes del 7 de agosto de 2019 en Misisipi, las cicatrices del corazón —ansiedad, depresión, miedo e inseguridad— aún son palpables en la comunidad ante la separación de familias. #GSRenespañol #HermanasCatólicas

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Las redadas se produjeron en plantas de procesamiento de alimentos para aves de corral en Morton, Misisipi. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)

Las redadas se produjeron en plantas de procesamiento de alimentos para aves de corral en Morton, Misisipi. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)

Durante la conversación, recordamos nuestro primer encuentro dos días después de la redada cuando fui a ayudar a la iglesia católica de San Miguel en Forest: “Como el teléfono no dejaba de sonar, me pidieron que contestara.  La primera llamada fue de una persona de Pensilvania que quería ayudar a la familia de la niña que había hablado por televisión, esa niña eras tú. Yo no te conocía, así que me di a la tarea de buscarte y te encontré. Esa persona, ha estado apoyando a tu familia hasta el día de hoy, ¿te gustaría decirle algo?”.  Ella respondió: “Sí, quiero agradecerle por apoyarme y hacerme sentir feliz otra vez y por sacar adelante a mi familia. Él ayudó a calmar la tristeza que tenía. Él es la razón por la que desde hace tiempo mi vida ha sido mejor.  Le agradezco mucho y no sé cómo podré pagarle en el futuro, pero sí le agradezco mucho”. 

Él sueña con que tú seas un día una persona profesional, quizás una abogada de inmigración o algo más.  “Quizás, el futuro lo dirá”, comentó entre risas, “pero quiero ayudar a otras personas como él me ayudó a mí. Ed ha sido un ángel en mi vida”. 

Las hermanas Obdulia Olivar, Marta Lucia Tobón y Edith Lugo, MGSpS, han apoyado a las familias después de las redadas de 2019 en Morton, Misisipi. (Foto: Hna. María Elena Méndez)

Las hermanas Obdulia Olivar, Marta Lucia Tobón y Edith Lugo, MGSpS, han apoyado a las familias después de las redadas de 2019 en Morton, Misisipi. (Foto: Hna. María Elena Méndez)
 

Edward [Ed], la persona que llamó por teléfono esa mañana, y yo hemos trabajado en equipo para acompañar a Magdalena y a su familia. Hasta el día de hoy no nos hemos conocido en persona, pero esperamos encontrarnos pronto los tres. Para Magdalena, él ha sido una bendición en su vida, y para Ed también, según lo expresa: “Esa niña me ha cambiado la vida”. Por mi parte, agradezco a Dios por haberme utilizado como puente para el encuentro entre estas dos maravillosas personas. 

Esta experiencia me hace recordar la narración bíblica de los peregrinos de Emaús (Lucas 24, 13-35) donde Jesús sale al encuentro de los desalentados discípulos. De esa misma manera, Ed se hizo presente en el camino de Magdalena y de su familia, conmovido por el dolor de una niña ante la pérdida de su papá.  El acompañamiento cercano ha ayudado a Magdalena a confiar nuevamente, a transformar su tristeza en gozo y su miedo en esperanza. 

La Hna. Gabriela Ramírez ora y sostiene a una señora que fue afectada familiarmente por la redada de 2019 en Morton, Misisipi. (Foto Hna. María Elena Méndez)

La Hna. Gabriela Ramírez ora y sostiene a una señora que fue afectada familiarmente por la redada de 2019 en Morton, Misisipi. (Foto Hna. María Elena Méndez)

Doy gracias a Dios, a Magdalena, “la niña viral”,  y a su familia,  porque su voz quebrantada el 7 de agosto del 2019 seguirá clamando por justicia en favor de padres indocumentados. Estoy segura de que muchas niñas como Magdalena serán líderes de transformación social dentro del país que les vio nacer. 

Cuatro años más tarde, constato que las tragedias pueden convertirse en bendiciones. En este encuentro no hubo barreras de idioma, género, edad, religión, distancia, estatus social, raza u origen étnico.  Al contrario, el encuentro de la necesidad se unió con la generosidad del norte y el sur: Pensilvania, Alabama y Misisipi.

En la fábrica de alimentos Koch en Morton, Misisipi, testigos y familiares de personas detenidas, presenciaron en 2019 la realización de una operación migratoria sin precedentes por parte de las autoridades. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)

En la fábrica de alimentos Koch en Morton, Misisipi, testigos y familiares de personas detenidas, presenciaron en 2019 la realización de una operación migratoria sin precedentes por parte de las autoridades. (Foto: cortesía AP/Rogelio V. Solis)

El problema de la  inmigración es global y más acuciante en Estados Unidos y mientras los gobiernos y partidos políticos utilizan la inmigración como arma para ganar puestos, niños y niñas como Magdalena sufren el miedo de la posible deportación de sus padres. 

La historia de Magdalena y su familia nos demuestra que el coraje y la determinación son una luz de esperanza para quienes enfrentan situaciones difíciles. Aunque en un principio su historia parecía devastadora, su fuerza y determinación resuenan más fuerte que nunca. Esta historia nos muestra también cómo las personas que se unen a la causa, como Edward, hacen una gran diferencia en la vida de los demás. En un mundo a menudo dividido, estas historias nos recuerdan que la compasión y el apoyo generan un cambio real y significativo en la vida de las personas.