No hay señal que indique para qué se usa el espacio, pero el árido campo tras una barda es el lugar de descanso final de muchos migrantes que murieron en el anonimato en territorio estadounidense, cerca de Holtville, California. Cuando encontraron los restos, pero sin manera de identificarlos, las autoridades los enterraron cerca de otros cuyas familias no tuvieron dinero para pagar por una parcela.

A través de su compromiso con los desposeídos y vulnerables, el mártir salvadoreño 'San Romero de América' ha dejado un legado que influye en los ministerios y vocaciones de las nuevas generaciones de mujeres dedicadas a la vida consagrada.

Las hermanas nicaragüenses y las extranjeras asentadas en Nicaragua han sido obligadas por el Gobierno a dejar sus ministerios en este país, un exilio forzado que priva a las personas pobres del apoyo que ellas solían brindarles, en medio de las persecuciones políticas, la violencia y la inestabilidad de las instituciones democráticas. "Como las hermanas, muchos nicaragüenses no han tenido más remedio que marcharse”, narra en su blog la periodista Rhina Guidos.

Hermanas de diversas congregaciones constataron en la frontera las complejidades de la migración entre EE. UU. y México. En la ruta escucharon conmovedoras historias, y encontraron campamentos abandonados en el desierto, además de cementerios con improvisadas lápidas anónimas. Los organizadores del ‘viacrucis’ creen que el recorrido generará una reflexión sobre el ministerio con migrantes que guiará a las comunidades religiosas hacia futuras acciones directas de servicio.

Religiosas y líderes de la Iglesia católica hacen un llamado a la empatía y la compasión con los inmigrantes, convertidos con frecuencia en piezas del ajedrez político estadounidense. Detrás de los 2.5 millones de detenciones en la frontera con México en 2023 —sostienen— se encuentran historias de personas que huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen, que buscan oportunidades en EE. UU. y que merecen que se respete su dignidad. 

Con su presencia en poblados que todavía sufren a causa del conflicto armado en Colombia, las hermanas católicas contribuyen al proceso de paz mediante el acompañamiento. A través de proyectos productivos, como la costura y la panadería, proporcionan un espacio para que las víctimas compartan sus experiencias y encuentren oportunidades de vida.

¿Un convento secreto? Tras la puerta del Monasterio de San José de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac —Ciudad de México—, viven ocho hermanas de la Orden Carmelitas Descalzas. Aunque multitudes de fieles se reúnen un poco más abajo, cerca de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, pocos conocen la existencia de este espacio silencioso y contemplativo que en mayo de 2023 cumplió 130 años. 

¿Puede una mujer abandonar su situación de prostitución y comenzar una nueva vida como microempresaria? Sí, y gracias a proyectos de religiosas que en todo el mundo reciben financiamiento de la Fundación Conrad N. Hilton, con sede en EE. UU. Para compartir esta y otras experiencias, se celebró en Ciudad de México la Convención de Hermanas Católicas, ahora por primera vez en América Latina y en español. 

Al dar la bienvenida en Bogotá, Colombia, a los participantes al IV Congreso Latinoamericano y Caribeño de Vida Religiosa de la CLAR, la hermana Liliana Franco Echeverri, su presidenta, expresó que sus "estructuras están urgidas de renovación", porque "hay estructuras que asfixian y modos de proceder que niegan lo que es humano".

Desde el convento de las Hermanas Clarisas Capuchinas en Wilmington, EE. UU., un grupo de hermanas contemplativas se une al Sínodo a través de la oración, irradiando una fuerza espiritual que trasciende las paredes del claustro.

La Hna. Liliana Franco, presidenta de CLAR, recapituló algunas experiencias de exclusión de las mujeres en la Iglesia y también destacó la importancia de un cambio estructural para reconocer la presencia femenina. "La Iglesia tiene rostro de mujer", enfatizó. 

Pese al desborde de los albergues en la ruta migratoria desde Sudamérica hasta EE.UU, unas religiosas católicas de Ciudad de México, las Hermanas Josefinas, siguen recibiendo migrantes en su centro de acogida (Cafemin), donde la demanda pasó de 40 a 800 personas diarias.

Dos hermanas católicas que asisten al Sínodo de la Sinodalidad observan cambios profundos en la Iglesia, marcados por un estilo de liderazgo diferente y una apertura a voces diversas —distintas a las de los obispos y a la del papa—, guiadas por el Espíritu Santo.

Escuchar es una palabra clave en el Sínodo sobre Sinodalidad impulsado por el papa Francisco, pero también es una forma de "cambiar la sensación de que la verdad reside en la cima de la jerarquía" en cualquier estructura eclesiástica, asevera la Hna. Patricia Murray. 

El nuevo proceso del Sínodo de los Obispos del papa Francisco, que involucra a laicos, clérigos, religiosas y religiosos en una asamblea en Roma del 4 al 29 de octubre, ha sido descrito por una participante como un “respiro” para la Iglesia. La Hna. María Cimperman, teóloga estadounidense y miembro de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, comparte su perspectiva sobre el proceso sinodal, cuyo nuevo enfoque permite a los miembros de la Iglesia —distintos a los obispos— participar y votar.  Cimperman destaca que pese a las críticas, este proceso refleja una continuidad de la renovación iniciada por el Concilio Vaticano II y destaca el enriquecimiento que añade la participación de comunidades religiosas y voces de las “periferias”. Igualmente, la religiosa valora la “fuerza silenciosa” de la oración que añadirán las hermanas que no puedan asistir al encuentro. 

Las hermanas de América Latina están redoblando sus esfuerzos para combatir la trata de personas, una atroz violación de los derechos humanos y una forma de esclavitud moderna. En un reciente seminario realizado en Ciudad de Guatemala y organizado por la Confederación de Religiosas de América Latina y el Caribe (CLAR), hermanas de toda la región se unieron para compartir historias de víctimas y supervivientes, discutir las conexiones entre la migración irregular y la trata, y denunciar la insensibilidad de los traficantes. A pesar de la disminución de casos durante la pandemia, las religiosas advirtieron que la trata de personas se ha refugiado en la clandestinidad, y exigieron mejoras en las condiciones que empujan a las personas a migrar y convertirse en presas fáciles. Igualmente señalaron la responsabilidad de los países receptores que perpetúan los abusos en lugar de brindar ayuda. 

El testimonio de una hermana católica revela la actuación del gobierno de Daniel Ortega. Más de 30 religiosas expulsadas, propiedades confiscadas y un país sumido en la opresión. Esta crónica de Rhina Guidos para GSR documenta, como parte de la serie Esperanza en Medio del Caos: Hermanas en Zonas de Conflicto, la lucha por la fe, la libertad, la justicia y la democracia. La religiosa, cuya identidad protegemos, denuncia que las acciones de Ortega están “lejos de la esencia de ser cristiano” y critica a quienes dentro de la propia Iglesia no condenan la represión gubernamental. Narra el clima de miedo en Nicaragua, donde ha debido dedicarse al ‘ministerio de la escucha’ por el riesgo de hablar. 

La Hna. María Angélica Tiralle es una Scalabriniana de Argentina dedicada a ayudar a los migrantes en Costa Rica. En una entrevista con Rhina Guidos comparte su experiencia trabajando con las olas migratorias que pasan por el país y relata cómo ha evolucionado el fenómeno migratorio en América Latina. La religiosa cree en dar fuerza y esperanza a los migrantes, en especial a las mujeres, y empoderarlos para que puedan construir una vida mejor en su nuevo hogar.

Aunque las cifras de migrantes que cruzan la frontera desde el lado mexicano hacia EE.UU. han disminuido oficialmente, las hermanas católicas afincadas en Piedras Negras, México, han visto un aumento en la cantidad de ellos que continúan llegando y que necesitan ayuda humanitaria. En un reportaje de GSR, las religiosas destacan cómo están evaluando nuevas formas de ayudar a los migrantes que cruzan la frontera sur después de la implementación del Título 42, orden del Gobierno estadounidense que permite a las autoridades de inmigración expulsarlos de manera inmediata y sin un proceso de deportación completo. Las Hnas. brindan apoyo emocional y asistencia legal a los migrantes y además comparten su propio aprendizaje sobre la resiliencia y la compasión.

Un grupo de misioneras brasileñas, las Hermanas Pobres de Jesucristo, ha sido la más reciente comunidad de religiosas en irse de Nicaragua, en donde algunos católicos enfrentan una creciente persecución por parte del Gobierno de Daniel Ortega.