Elogios a nueva carta del papa Francisco y fe en "el superpoder de la esperanza"

Un fuerte contingente de grupos religiosos que piden el fin de la dependencia de los combustibles fósiles se reunió antes de una gran marcha por el clima que atrajo a decenas de miles de personas en el centro de Manhattan el 17 de septiembre. Representantes de congregaciones de hermanas en las Naciones Unidas hablaron con GSR sobre la nueva exhortación apostólica del papa Francisco sobre el clima. (Foto: GSR/Chris Herlinger)

Un fuerte contingente de grupos religiosos que piden el fin de la dependencia de los combustibles fósiles se reunió antes de una gran marcha por el clima que atrajo a decenas de miles de personas en el centro de Manhattan el 17 de septiembre. Representantes de congregaciones de hermanas en las Naciones Unidas hablaron con GSR sobre la nueva exhortación apostólica del papa Francisco sobre el clima. (Foto: GSR/Chris Herlinger)

Chris Herlinger

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Traducido por Magda Bennásar

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La nueva exhortación apostólica sobre el clima Laudate Deum del papa Francisco ha dado a las representantes de las congregaciones de religiosas en las Naciones Unidas mucho que pensar y que elogiar.

Varios representantes elogiaron la carta del 4 de octubre por su afirmación de la defensa de los derechos humanos, señalando que en un momento dado el pontífice reconocía que "muchos grupos y organizaciones de la sociedad civil ayudan a compensar las deficiencias de la comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas y su falta de atención a los derechos humanos fundamentales".

Aunque el papa se refería a la defensa de temas relacionados con el clima, los representantes dijeron que el apoyo de Francisco tiene implicaciones para una amplia gama de esfuerzos y que es importante para ellos continuar su labor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en otros lugares.

"Creo que lo que vemos del papa Francisco en esta exhortación apostólica es que es crucial que estemos allí [en la ONU]", dijo Blair Nelsen, representante laica en las Naciones Unidas de la Congregación de las Hermanas de San José de la Paz y directora ejecutiva de Waterspirit, organización ecoespiritual sin ánimo de lucro con sede en Nueva Jersey.

En un tema relacionado, los representantes reconocieron que la propia evaluación de las Naciones Unidas sobre sus ambiciosos 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) es aleccionadora.

El papa Francisco escucha durante una vigilia ecuménica de oración antes de la asamblea del Sínodo de los Obispos en la Plaza de San Pedro el 30 de septiembre en el Vaticano. (Foto: CNS/Vatican Media)

El papa Francisco escucha durante una vigilia ecuménica de oración antes de la asamblea del Sínodo de los Obispos en la Plaza de San Pedro el 30 de septiembre en el Vaticano. (Foto: CNS/Vatican Media)

En una entrevista realizada unos días antes de la reciente cumbre de dos días (18 y 19 de septiembre) sobre los ODS en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, así como de la marcha por el clima del 17 de septiembre y de la cumbre de un día sobre la "ambición climática" de la ONU, cuatro representantes de congregaciones utilizaron palabras como "sombrío", "muy sombrío", "terrible" y "espantoso" para describir el estado de los avances en la consecución de los ambiciosos esfuerzos mundiales para promover la igualdad de género e intentar acabar, o al menos reducir, males sociales como la pobreza y el hambre para el año 2030.

Aunque expresaron su frustración tanto por la falta de avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible como por la falta de acceso de los grupos de la sociedad civil a la cumbre de la ONU, los representantes afirmaron que no es el momento de renunciar a los ODS ni a la ONU, aunque añadieron que acontecimientos como la marcha por el clima son quizá más estimulantes para los defensores de los ODS que los actos a gran escala de las Naciones Unidas como la cumbre sobre los ODS.

Todos perciben una dinámica más amplia.

"Cuando otras personas no pueden ver la esperanza, creo que imaginamos un mundo interconectado", dijo Beth Blissman, representante laica de la Comunidad de Loreto. "Y debido a nuestro arraigo en la fe, podemos ver y modelar entonces ese mundo mejor, ese mundo que realmente queremos. Creo que es el superpoder de la esperanza", razonó y añadió: "Hay una verdadera necesidad y esperanza de nuevas visiones del mundo, de nuevos paradigmas y nuevos niveles de pensamiento".

Lo que sigue son extractos editados de una entrevista conjunta y de correos electrónicos intercambiados con Blissman y Nelsen y con  la Hna. Verónica Brand, del Sagrado Corazón de María, que representa a su congregación en las Naciones Unidas, y con Winifred Doherty, representante en la ONU de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.

GSR: ¿Cuál es su reacción ante la nueva carta del papa y lo que implica para una labor de defensa como la suya?

Doherty: Una parte de un párrafo me llamó la atención, en el que el papa habla de "multilateralismo 'desde abajo' y que dice: "A menos que los ciudadanos controlen el poder político —nacional, regional y municipal— no será posible controlar el daño al medio ambiente". En otras palabras, el papa se pregunta "¿cómo sería si promoviéramos el multilateralismo 'desde abajo' "?

Siento que esto nos llama —como mujeres religiosas con una fuerte presencia a nivel nacional, regional y municipal— a comprometernos mucho más intencionadamente con los activistas, para apoyarnos mutuamente presionando a las fuentes de poder. 

Hna. Winifred Doherty, principal representante en la ONU de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. (Foto: GSR photo/Chris Herlinger)

Hna. Winifred Doherty, principal representante en la ONU de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. (Foto: GSR photo/Chris Herlinger)

Nelsen: Laudate Deum afirma, en términos inequívocos, que la cooperación internacional para resolver la crisis climática es de suma importancia, y que los líderes mundiales deben dar un paso adelante para cumplir sus promesas en la COP28 (la próxima reunión de las Naciones Unidas sobre el cambio climático). No lo harán si no mantenemos la presión.

Las organizaciones de la sociedad civil, como las confesionales, iluminan el camino en cuestiones en las que los Gobiernos se quedan rezagados. Tenemos que dar la cara para demostrar que otro camino es posible y exigir a los Estados miembros que actúen para crear un mundo con un futuro habitable. Como organizaciones católicas, podemos estar orgullosas de compartir la exhortación específica, procesable y urgente de Laudate Deum a los líderes mundiales.

GSR: Todos ustedes han descrito la situación general de los ODS como preocupante, incluso sombría. ¿Cómo calificaría la situación general de la ONU en estos momentos?

Blissman: Por desgracia, estamos en un momento en que la ONU está perdiendo la confianza de la sociedad civil. Las estructuras están muy  obstaculizadas y en deuda con los intereses corporativos. No tenemos una vía para que se nos escuche. Lo que me da esperanza es la cantidad de gente que se está organizando para la marcha por el clima. Pero dentro de la ONU, creo que solo se va a hablar más y más sin que haya acciones concretas después.

Creo que fue Einstein quien dijo: "Vamos a necesitar un nivel de pensamiento totalmente diferente para ir más allá de donde estamos ahora". Y lo que está claro y creo que es inequívoco es que donde estamos ahora mismo [globalmente] no está funcionando excepto para muy, muy pocos individuos muy ricos.

Blair Nelsen, representante laica en la ONU de la Congregación de las Hermanas de San José de la Paz y directora ejecutiva de la organización ecoespiritual sin ánimo de lucro Waterspirit, participa en la marcha por el clima del 17 de septiembre, acompañada de su hijo Noah Prata Nelsen. (Foto: GSR photo/Chris Herlinger)

Blair Nelsen, representante laica en la ONU de la Congregación de las Hermanas de San José de la Paz y directora ejecutiva de la organización ecoespiritual sin ánimo de lucro Waterspirit, participa en la marcha por el clima del 17 de septiembre, acompañada de su hijo Noah Prata Nelsen. (Foto: GSR photo/Chris Herlinger)

GSR: ¿Nos encontramos en un punto de ruptura o en un callejón sin salida para la defensa de los derechos en las Naciones Unidas?

Nelsen: Tengo experiencia en organización de base, en trabajo de campo. Y lo que veo sobre el terreno es frustración por la insuficiente falta de acceso al poder. Veo que hay muchas conversaciones en torno a las limitaciones de poder cambiar el mundo cambiando las decisiones personales. En nuestros círculos decimos mucho que no se puede salir de la crisis climática solo a través de la "responsabilidad personal".

La crisis climática no se detiene en mi casa, no se detiene en las fronteras nacionales. Pero seguimos necesitando, a pesar de sus defectos, mecanismos de cooperación internacional para abordar los problemas mundiales. No tengo la sensación de estar en un callejón sin salida. Siento la energía y la pasión para trabajar por la reforma. Siento la energía de aportar perspectivas que no traten el mundo como un conjunto de recursos inertes para su uso y explotación, sino como algo inherentemente sagrado. Hay trabajo por hacer y me siento con energía para hacerlo. No me siento en un callejón sin salida a pesar de los grandes obstáculos que dificultan una aportación sustancial a estos procesos.

Brand: Calificarlo de "callejón sin salida" me parece muy negativo. Quizá me inclino más por el lado optimista. Trabajar juntos, ya sea en grupos confesionales, ya sea en un contexto interreligioso, ya sea con personas apasionadas por los valores relacionados con la dignidad de las mujeres y los niños, sigue siendo importante.

Esa energía y esa forma de unir nuestras voces es cada vez más importante. Y tal vez eso no dependa de si participamos o no en la cumbre sobre los ODS, sino más bien de lo que la precede y de lo que sale de ella. ¿Intentamos, junto con otros, que los países o los Estados miembros rindan más cuentas sobre las cuestiones por las que claman sus ciudadanos?

Veo que está en armonía incluso con grupos como el movimiento por la solidaridad que ha pedido el papa Francisco. Creo que tenemos que seguir adaptando las formas en que hacemos incidencia y cómo trabajamos juntos en esta defensa.

Beth Blissman, representante en la ONU de la Comunidad de Loreto, en 2017. (Foto: archivo GSR)

Beth Blissman, representante en la ONU de la Comunidad de Loreto, en 2017. (Foto: archivo GSR)

Blissman: La Iglesia tiene un enorme papel que desempeñar. Y si nos fijamos en una cuestión tan importante como los mecanismos jurídicamente vinculantes eficaces para regular las empresas transnacionales —que ahora tienen más derechos que las personas—, si alguna vez vamos a conseguirlo, la Iglesia va a tener que tomar la iniciativa y desempeñar un papel importante, un papel moral importante. Rezo por el papa Francisco todos los días. Rezo para que la Iglesia esté a la altura de esa tarea de justicia, porque creo que eso es lo que haría Jesús.

GSR: Más allá de los ODS, sé que algunas de ustedes han expresado su preocupación por la disminución de la democracia en el mundo y el auge de los regímenes autocráticos. ¿Hasta qué punto le preocupa?

Doherty: Ha habido casos aislados de Gobiernos autocráticos que han tomado el control. Pero ahora, creo que hay un movimiento hacia la fusión, y creo que eso es amenazador para las personas y para el planeta. Hay una crisis en términos de civilización. Es casi como los tiempos de Babilonia. Va a ocurrir la caída y el surgimiento de algo nuevo, veremos caer lo que conocemos. Los países adinerados, donde están las finanzas, ¿encontrarán la manera de compartir generosamente o seguirán aferrándose a su dinero?

No son solo los individuos y el planeta, son los Gobiernos que han experimentado la "captura corporativa", también, y están controlados por ellos. Y así, toda la noción de democracia es muy frágil.

La Hna. Veronica Brand representa a las Religiosas del Sagrado Corazón de María en las Naciones Unidas. (Foto: archivo GSR)

La Hna. Veronica Brand representa a las Religiosas del Sagrado Corazón de María en las Naciones Unidas. (Foto: archivo GSR)

GSR: ¿Cuál cree que es el papel que deben seguir desempeñando los grupos religiosos —como las congregaciones religiosas— en la ONU en este momento crítico?

Brand: Creo que un aspecto de ello, y es solo un aspecto, es el hecho de que no estamos aquí como ONG [organizaciones no gubernamentales] basadas solo en el norte, solo en Estados Unidos. Aportamos una conexión de base que muchas ONG no aportan. Y eso se basa en la dimensión moral, de justicia ética, basada en la fe, que creo que es cada vez más importante.

Así que, para mí, estar desde ese campo en contacto con nuestra gente sobre el terreno es algo que muchas ONG no tienen el privilegio de hacer. Lo vemos cuando enviamos [información y testimonios a los órganos de la ONU] e intentamos que nuestros miembros de todo el mundo hagan oír su voz.

Nelsen: Hablo como una laica: yo creo que las hermanas están en una posición especialmente interesante, porque están acostumbradas a hacer este tipo de trabajo de puente entre las bases y las jerarquías de poder, tanto dentro de la Iglesia católica como en la ONU. Tienen una visión particular de cómo participar eficazmente en ese proceso.

Y además, creo que las hermanas y las organizaciones confesionales en general tienen el don de poder utilizar un lenguaje espiritualizado para recordarnos lo que realmente está en juego en estos debates. Cuando violamos la santidad del mundo, lo que está en juego es nuestra propia alma. Y es un privilegio y un don poder recordárselo a la gente para que no tomemos las cosas como algo normal o corriente ni olvidemos para qué estamos aquí realmente.

GSR: ¿Adónde les lleva todo esto?

Doherty: Es importante "lanzarnos con valentía al crisol del tiempo que viene". Esto es de un nuevo libro titulado Teilhard De Chardin: Un libro de Horas que interpreta la obra del teólogo Teilhard De Chardin. Para mí, esa frase habla de dónde estamos como civilización, dónde estamos en esta alineación o nueva alineación. Creo que lo que venga nos va a sacudir a todos.

Algo en la vivencia y experiencia de nuestra fe, en nuestra creencia en el Dios que se ha revelado  a través de las Escrituras y los profetas y a través de Jesús, y lo que es más importante, imitando la vida de Jesús tal como Jesús la vivió. Él no estaba, en absoluto, protegido de los poderes. De hecho, fueron los mismos poderes los que lo atraparon. Y por ello, creo que nuestra llamada, es una invitación a realizar ese viaje.

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2023.