Compartir la esperanza

De izquierda a derecha las hermanas Liliana Beatriz Luque, SSJ; Angie Paola Castro Mancera, HJS; Lady Katherine Rodríguez Pinzón, SSJ; y  Daylenis Lara Rodríguez.  (Foto: cortesía Hna. Beatriz Montoya, SSJ)

De izquierda a derecha las hermanas Liliana Beatriz Luque, SSJ; Angie Paola Castro Mancera, HJS; Lady Katherine Rodríguez Pinzón, SSJ; y Daylenis Lara Rodríguez.  (Foto: cortesía Hna. Beatriz Montoya, SSJ)

por Daylenis Lara Rodríguez

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Del 24 al 26 de noviembre se llevó a cabo en Bogotá, Colombia, el IV Congreso de la CLAR: Vida Religiosa, Artesana del Cuidado. Para mí, ha sido un verdadero regalo poder participar. La experiencia transcurrió en un clima cargado de alegría y de deseos de encuentro. Fue hermoso coincidir con tantas personas conocidas, amigos y amigas, compañeros de camino, así como abrir el corazón para recibir, acoger y conocer a otras tantas más. 

Cada una de las c que exploramos: cuidado, creación, compasión, comunidad, contemplación, comunicación y celebración, nos invitaron a mirar la realidad con sinceridad, y a reconocer nuestras sombras, carencias y fragilidades; y nos interpelaron, confrontaron y animaron a seguir saliendo a los caminos, comprometiéndonos cada vez más con la 'vida'. 

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"Participar en el IV Congreso de la CLAR (…) me ha llenado de alegría, vida y esperanza. Creo en una vida religiosa abierta, libre y encarnada en la realidad": Hna. Daylenis Lara Rodríguez

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Me quedaron resonando varias invitaciones, como mirar la historia desde la clave del cuidado y seguir descubriendo la presencia amorosa de Dios en ella; vivir, en esta misma clave, acogiendo la fragilidad propia y del otro; seguir construyendo caminos en el cuidado de la creación, que es don en sí mismo, merece respeto y nos revela la presencia, siempre nueva, de Dios; o la urgencia de acércame y acercarnos a los más vulnerables, tratando de ser para ellos, y para todos los que nos rodean, ternura de Dios en este mundo tan amenazado por la violencia. 

Solo desde el encuentro interior profundo podemos encontrarnos con la realidad y con el hermano. Es necesario comunicar desde la esperanza, el encuentro verdadero y la escucha. Hay muchas maneras de comunicar y nos toca descubrir desde dónde nos regala el Espíritu conectar con otros. Se puede y es necesario ser poeta y profeta hoy, anunciando y denunciando la injusticia que aún persiste en cada rincón de nuestro mundo, sin dejar de llevar alegría y esperanza.

"Es posible vivir con coherencia nuestra entrega y estar al lado de los pobres y excluidos de hoy. Se puede descubrir a Dios en todo y en todos y vivir relaciones de fraternidad y sororidad": Hna. Daylenis Lara Rodríguez

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Los espacios de los paneles fueron enriquecedores y ayudaron a ahondar en los temas propuestos. Me parece significativo que se diera lugar a la voz de los jóvenes sobre lo que encanta y desencanta de la vida religiosa hoy, lo cual nos lleva a la reflexión personal y a la acción. Fue un regalo contar con la presencia de personas que pudieron acompañar diversas fases del Sínodo de la Sinodalidad desde distintos servicios, permitiéndonos vivir la experiencia de la conversación en el Espíritu durante este congreso.

Agradezco el cierre del evento, lleno de color, vida y movimiento, con la presentación de música y bailes típicos colombianos que nos animaron e invitaron al encuentro y la relación a través del baile y la alegría. 

En última instancia, participar en el IV Congreso de la CLAR sin desconocer nuestras fragilidades y lo que nos falta por crecer, me ha llenado de alegría, vida y esperanza. Creo en una vida religiosa abierta, libre y encarnada en la realidad. Es posible vivir con coherencia nuestra entrega y estar al lado de los pobres y excluidos de hoy. Se puede descubrir a Dios en todo y en todos y vivir relaciones de fraternidad y sororidad. Creo, porque ya lo hemos hecho y lo estamos haciendo, porque lo he podido percibir y palpar en este encuentro.

De esta experiencia nació un poema que expresa la esperanza y la vitalidad que viví durante los días que duró:

Creo en ti, Dios de la vida, la ternura y el amor,

Creo en ti, hermano, hermana, del camino,

Creo en mí, en esta sororal y fraterna relación.

Hoy la esperanza me desborda,

Viendo tantas diferencias, un solo amor,

Tantas vidas, latiendo en sintonía,

Buscando justicia, libertad,

Cuidado, Comunión…

Creo en esta vida religiosa que camina,

Que reconoce sus sombras,

Que busca ser mejor, construirse en relación, 

Que quiere abrirse a lo nuevo,

Y que se encarna en el hoy.

Que trabaja junto al pueblo,

Que acompaña con valor,

Al migrante, al excluido, a los pobres, 

A las víctimas, a los pequeños de hoy…

¿Quién más podría mostrarnos

El rostro del Dios-Amor?