Esperanza profética en Bogotá

Durante el IV Congreso Latinoamericano y Caribeño de la CLAR, denominado Vida Religiosa, Artesana del Cuidado, celebrado del 24 al 26 de noviembre en Bogotá, Colombia, se abordaron temas inspirados en la necesidad del cuidado y, por tanto, de la comunión.

Durante el IV Congreso Latinoamericano y Caribeño de la CLAR, denominado Vida Religiosa, Artesana del Cuidado, celebrado del 24 al 26 de noviembre en Bogotá, Colombia, se abordaron temas inspirados en la necesidad del cuidado y, por tanto, de la comunión. 

¿Cuántas veces en la vida religiosa no hemos experimentado situaciones confusas, quizás dolorosas? A veces hemos sido testigos de situaciones que nos hacen cuestionarnos el por qué seguimos permaneciendo en nuestra Iglesia, o aun en nuestros institutos. 

La Hna. Liliana Franco, religiosa de la Orden de la Compañía de María y presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, conocida como CLAR, habló de situaciones como esas que “niegan lo humano”. Por eso, al escuchar su saludo de bienvenida al inicio del IV Congreso Latinoamericano y Caribeño, me sentí totalmente enganchada y unida a la situación de tantas hermanas de todo nuestro continente americano.  

“Reflexionamos [en IVCongreso Latinoamericano y Caribeño De Vida Religiosa] sobre la necesidad de no abandonar la contemplación (…)  y no rehuirle al desafío de mirarnos a nosotras mismas como Dios nos ve”: Hna. Helga Leija

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Durante este congreso, Vida Religiosa, Artesana del Cuidado, celebrado del 24 al 26 de noviembre en Bogotá, Colombia, se abordaron diferentes temas, todos ellos inspirados en la necesidad del cuidado y, por tanto, de la comunión. Se nombraron problemáticas mundiales como la guerra, corrupción y migración forzada, comprometiéndose a abordarlas desde una perspectiva del cuidado. El congreso también ahondó en la necesidad de la conversión y reforma, al reconocer errores del pasado, incluyendo abusos y rigideces institucionales. Sin embargo, todo esto centrado en un contexto de esperanza.

Hna. Maricarmen Bracamontes, OSB; Hna. Molly Brockwell, OSB; y Hna. Helga Leija en el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe de Vida Religiosa realizado en Bogotá del 24 al 26 de noviembre de 2023. (Foto: Molly Brockwell)

Hna. Maricarmen Bracamontes, OSB; Hna. Molly Brockwell, OSB; y Hna. Helga Leija en el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe de Vida Religiosa realizado en Bogotá del 24 al 26 de noviembre de 2023. (Foto: Molly Brockwell)

 

La Hna. Teresa Maya, miembro de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, expuso en su ponencia, el segundo día, que para llegar a la esperanza profética es necesario primero nombrar la realidad, y después enfrentar el duelo. Explicó que tal vez el miedo nos ha mantenido en las “lamentaciones babilónicas”; sin embargo, es necesario reconocer que tenemos una fe pequeña que no alcanza a explicar ni consolar todo, pero esperamos, con nuestra comunidad, que Dios nos consuele. También mencionó que es bueno que nuestra fe sea pequeña, porque “entonces sí que necesitamos a Dios”.

Muchas comunidades tienen una enorme desconfianza ante el cambio generacional y miedo al futuro. En ese contexto de fragilidad e incertidumbre, Maya nos desafió con la pregunta: "¿Cuál es tu historia con el miedo?".  

“A pesar de que nuestros números continúan menguando, quiero vivir mi vocación con autenticidad, dando testimonio no solo a las personas que sirvo, sino también a mis propias hermanas de comunidad”: Hna. Helga Leija

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Han pasado varios días desde el congreso en Bogotá y la pregunta aún resuena en mi interior. Toda la experiencia que adquirí allí me llenó de esperanza, algo que no sentía desde hacía mucho tiempo. Los dos últimos congresos a los que asistí en Estados Unidos estuvieron enfocados en la transformación de la conciencia, la sabiduría mística, o la espiritualidad cósmica. Quizá sea demasiado joven, o quizás sea mi espiritualidad latinoamericana, pero esa espiritualidad no me llenó el corazón de esperanza. 

En este congreso pude ver en acción la metodología ver-juzgar-actuar. Primero, observamos la realidad, con toda su problemática y sin tapujos. Después, se analizó todo a la luz del Evangelio y al final, nos exhortaron a compromisos concretos. 

Junto a más de 500 asistentes presenciales y 3000 participantes en línea, reflexionamos sobre la necesidad de no abandonar la contemplación, de seguir buscando a Dios como mujeres del alba y no rehuirle al desafío de mirarnos a nosotras mismas como Dios nos ve. 

Yo regresé del congreso renovada, convencida de que la vida religiosa es algo que vale la pena vivir. A pesar de que nuestros números continúan menguando, quiero vivir mi vocación con autenticidad, dando testimonio no solo a las personas que sirvo, sino también a mis propias hermanas de comunidad. Con ellas —y solo con ellas— podré transformar mis fragilidades para convertirme en una verdadera artesana del cuidado.

“Con ellas —y solo con ellas— [mis hermanas] podré transformar mis fragilidades para convertirme en una verdadera artesana del cuidado”: Hna. Helga Leija 

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Esta fue la invitación del congreso: ser artesanas del cuidado. Y dentro de esa c de cuidado, nos comprometimos con otras seis:

La c de compasión: Donde nos comprometemos a crecer en entrañas compasivas, atendiendo especialmente a los más desfavorecidos, como parte de una Iglesia samaritana que escucha, acompaña y trabaja por la restitución y reparación.

La c de comunicación: Donde nos comprometemos a priorizar la comunicación simétrica entre creyentes y otras culturas, asumiendo el desafío de incorporar nuevos lenguajes, narrativas y tecnologías para contar la Buena Noticia de una manera nueva.

La c de contemplación: Donde nos comprometemos a orientar nuestras vidas hacia el corazón de Jesús, dejando que el Evangelio guíe todos nuestros pasos. Abriéndonos a la contemplación, le damos el espacio para que configure nuestro ser y nos permita seguirlo en nuestro compromiso permanente con el Reino.

  • Durante el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe de Vida Religiosa, el artista colombiano Jafet Gómez representó las siete c: cuidado, compasión, comunicación, contemplación, creación, comunidad y celebración. (Foto: cortesía CLAR)

    Durante el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe de Vida Religiosa, el artista colombiano Jafet Gómez representó las siete c: cuidado, compasión, comunicación, contemplación, creación, comunidad y celebración. (Foto: cortesía CLAR)

La c de la creación: Donde, reconociendo la crisis socioambiental, nos comprometemos a cuidar nuestra casa común con gestos y procesos concretos, como la ampliación de redes de solidaridad en el territorio amazónico.

La c de comunidad:  En la que nos comprometemos a no cerrarnos a la presencia y acción del Espíritu Santo y a reconocerlo como dador y cuidador de la vida, impulsor de la diversidad y constructor de la comunión. Es el Espíritu Santo quien nos renueva en comunidad. 

La c de celebración: En la que celebramos la vida y la victoria sobre la muerte, así como la continuidad de la causa del Reino, compartiendo la alegría de anunciar que Jesús está vivo y que vale la pena seguir adelante.

Al final, puedo decir que el IV Congreso Latinomericano y del Caribe de Vida Religiosa encendió un fuego en mi corazón. Me siento animada y arropada por el espíritu de la sinodalidad y decidida a trascender todas esas dinámicas y relaciones que niegan lo humano.  

Y lo haré disponiendo mi corazón, colocando a los demás en un lugar prioritario, acogiéndolos como si fueran Cristo mismo (Regla de San Benito, 53) y escuchándolos con el oído de mi corazón (Regla de San Benito, prólogo)

¡Muchas gracias, CLAR! ¡Muchas gracias, Bogotá!