
La Hna. María Magdalena Silva Rentería escucha a un hombre que busca trabajo, el 1 de abril de 2025. Los migrantes llegan a Cafemin, un albergue para mujeres y familias migrantes en Ciudad de México. (Foto: GSR/ Rhina Guidos)
Es difícil saber cuántos han pasado por el mural en el albergue administrado por las Hermanas Josefinas en Ciudad de México y han compartido el sentimiento escrito en la pared: "En un tren viajan sueños sin miedo a cruzar fronteras".
Sin duda, uno de los sueños compartidos por los miles que han pasado por Cafemin, un albergue para mujeres y familias migrantes en Ciudad de México, es llegar con bien a los Estados Unidos (EE. UU.). Es algo que algunos desean tanto que los lleva a creer que el presidente estadounidense Donald Trump cambiará su opinión sobre migrantes y su política hacia ellos y les dejará entrar al país, dijo la Hna. María Magdalena Silva Rentería.
"No creo que veamos ese milagro, pero tenemos que continuar acompañándolos porque tienen esa esperanza", dijo la Hna. Silva, directora ejecutiva de Cafemin.
Junto con otras hermanas y un equipo de colaboradores, Silva acompaña y aboga por los migrantes que viajan por México, lo que solía ser la última parada en rumbo al sueño de muchos: EE. UU.
Pero la misión de la hermana se ha vuelto mucho más difícil desde que Trump asumió la presidencia por segunda vez a principios de este año, pues desmanteló no solo las vías que muchos usaban para entrar a EE. UU., sino que también recortó fondos de ayuda humanitaria para migrantes.
"El 20 de enero marca todo un nuevo paradigma para el mundo migrante", dijo Silva sobre el día en que comenzó el segundo mandato de Trump.
El impacto afectó no solo a los migrantes que no pudieron avanzar, sino también a los que les ayudan; y ha sido profundo, dijo Silva.
Además de apoyar a quienes buscan llegar a EE. UU., las Hermanas Josefinas en México enfrentan un nuevo reto: la 'migración al revés’' de personas que quieren regresar a sus países debido a políticas migratorias restrictivas en era Trump
En abril, la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) anunció el cierre de cuatro oficinas en México después de que la administración Trump recortara el 60 % de su presupuesto. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) también anunció despidos en el país debido a los recortes, además de la dramática reducción de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), que ayudaba a financiar la asistencia médica y psicológica para migrantes. El secretario de Estado Marco Rubio dijo en marzo que el 83 % de los contratos de Usaid se cancelaron.
Algunas de esas organizaciones colaboraban con personal capacitado para ayudar a migrantes que sufren explotación, abuso físico y sexual, y con quienes combaten la trata de personas y otras formas de violencia, dijo Silva. Algunas ayudaban a los migrantes a regresar de forma segura a sus países de origen cuando eran deportados, mientras que otras les ayudaban a encontrar lugares alternativos de refugio cuando no podían regresar.
Esto ha dejado a lugares como Cafemin intentando cubrir necesidades que van más allá de la comida, el alojamiento y el acompañamiento que brindan las hermanas y otros ministerios de religiosas y religiosos.
Además, en lugares como México, se ha creado un nuevo fenómeno al que hay que atender, lo que algunos han denominado "migración al revés", algo que se refiere a "los migrantes [que] abandonan su viaje hacia la frontera entre EE. UU. y México, y comienzan a viajar hacia el sur", de regreso a su país de origen, según describe el Centro Niskanen en un informe publicado en abril.
La información pública sobre el nuevo flujo de migrantes es escasa, según este centro, ya que muchos países no han publicado cifras de las personas que van de regreso, pero el fenómeno es evidente en lugares como Cafemin y en un campamento cercano, junto a las vías del tren. En esos dos lugares, Mario Monroy, coordinador de integración local para Cafemin, escucha necesidades y, ahora, sueños frustrados de los que no pueden ir ni al norte ni al sur.
"Ya estuviéramos allá" en Estados Unidos, dijo con nostalgia una joven en el campamento, quien se identificó como Yesenia, oriunda de Venezuela, cuya madre había conseguido una cita a través de la aplicación CBP One, algo que desapareció el 20 de enero.
La herramienta móvil se usó durante la administración del presidente Joe Biden para conseguir una cita en los puertos de entrada de EE. UU. y comenzar el proceso de solicitar asilo. Miles de venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos la usaron para entrar a este país de forma segura mientras buscaban refugio de problemas políticos, económicos y de otro tipo en sus países de origen. Pero, al igual que el flujo de migrantes, la aplicación dio un giro al comenzar el nuevo mandato de Trump y pasó a llamarse CBP Home, instando a quienes la habían utilizado a que regresaran a sus países.
"No creo que veamos ese milagro [cambio en política de EE. UU. hacia la migración], pero tenemos que continuar porque [los migrantes] tienen esa esperanza", dice la Hna. María Silva, directora del albergue para mujeres Cafemin, en México.
Jesús Ricardo Rojas Romero, otro venezolano del campamento, dijo que no tuvo la oportunidad de presentar su caso porque nunca le ofrecieron una cita. Y ahora, junto con otros migrantes, se ha quedado atrapado en Ciudad de México debido a las restricciones del país, que limitan los movimientos de los migrantes y su capacidad para trabajar.
Intentando calmar al Gobierno de Trump y evitar el aumento de aranceles, el Gobierno de México ha tomado medidas drásticas contra los migrantes que intentan avanzar hacia la frontera con EE. UU.
Autoridades han acorralado a grupos de migrantes en varias partes del país, incluso usando agentes militares, para impedirles el rumbo al norte, dijo Silva. Sin poder trabajar ni moverse, algunos migrantes tocan música, piden limosna, venden comida o cualquier cosa para sobrevivir día a día. Monroy dice que les comenta a los que comienzan a trabajar con el mundo migrante que su misión implica enfrentarse al lado más cruel de la humanidad.
"La crueldad ha moldeado experiencias y cuerpos. Yo le digo al equipo que trabaja conmigo que para dar frente a esa crueldad humana [se necesita] bondad", afirmó.
Monroy, quien resultó herido cuando intentaba impedir la violencia contra migrantes mientras las autoridades avanzaban hacia una caravana, dijo que sabe exactamente a quién defender, al igual que hermanas como Silva, quienes afirman que no abandonarán a los migrantes, aunque las condiciones empeoren.
"La vida consagrada se va mantener" con los migrantes, dijo Silva. "Son las que van a sostener a como dé lugar, pero está fuerte", apuntó.
Monroy cuenta que una vez le preguntó a una hermana del albergue cómo sabía que Dios existía y ella le respondió que lo sabía porque Dios es amor y ella es testigo de constantes actos de amor en su ministerio con los migrantes. Monroy dijo que eso le hizo compadecerse de aquellos en EE. UU. que pierden la oportunidad de experimentar a Dios en esos actos de amor que se encuentran al atender a los más despojados.
"Ella me dijo que Dios es un acto de amor y al final seremos juzgados por cuanto amamos", dijo. "Yo le diría a la sociedad en Estados Unidos que pierden una gran oportunidad de amar, pierden una gran oportunidad de conocer a Dios, porque estas personas se aferran tanto a la vida. Recorrieron miles de kilómetros, país tras país, buscando sobrevivir. No son una carga", agregó.
Es cierto que hay obstáculos que parecen insuperables, afirmó Silva, quien indicó que "el sueño de llegar a Estados Unidos es un sueño imposible" en estos momentos. Pero ella cree en la sabiduría de las personas y dice que ellos saben por qué tomaron la decisión de irse de sus países. Tal vez quienes acompañan a los migrantes deban enfrentar ahora retos que los lleven a descubrir nuevos métodos que no dependen de la ayuda de los países más ricos, dijo.
"Yo digo, pues, bendito Donald Trump que nos ubicó en nuestra realidad y que tendremos que ver este tema de la sustentabilidad de los albergues para que no nos peguen estas situaciones", manifestó y agregó: "Esto es todo un replanteamiento".