
Cristo en la casa de Marta y de María, óleo de Henryk Siemiradzki, 1886. (Foto: Wikimedia Commons/obra de dominio público)
Nota de la editora: Global Sisters Report en español presenta Al partir el pan, una serie de reflexiones dominicales que nos adentran al camino de Emaús.

«Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo pocas cosas o más bien una sola es necesaria; María eligió la mejor parte, que no le será quitada"» (Lucas 10, 38-42).
Es imposible referirnos a Marta y María, texto que hoy nos propone el Evangelio, sin hacer referencia a las mujeres. Notemos que Lucas no habla de Lázaro, al que conocemos como su hermano por el Evangelio de Juan. Lucas, al presentar solo a las dos hermanas, nos permite ver la autoridad de esas mujeres en su propia casa, sin referencia a los varones, y la actitud de Jesús frente a ellas al compartir en su casa.
Tradicionalmente este texto se ha interpretado como dos tipos de vocaciones: a la vida activa representada por Marta y a la vida contemplativa, representada por María; y se ha señalado, además, que esta vida contemplativa es "la mejor parte". Sin embargo, la exégesis actual nos ayuda a entender este texto desde otro sentido.
El Evangelio muestra a Jesús en casa de Marta y María: la primera representa la hospitalidad activa; la segunda, el discipulado que prioriza escuchar la Palabra. La teóloga Consuelo Vélez analiza por qué Jesús llama 'mejor parte' a esta opción.
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En primer lugar, está el valor de la hospitalidad representado por Marta. Para los judíos este valor es muy importante y, en principio, esto es lo que Marta le está reprochando a María. En este sentido, hemos de liberarnos del imaginario de género, de las mujeres dedicadas a los oficios de la casa, y creer que Marta encarna ese rol femenino y se lo está exigiendo a su hermana.
En segundo lugar, la actitud de María es la del discipulado. Por una parte, a los pies de Jesús. Esto significa una actitud humilde y disponible frente al maestro. Por otra parte, el texto dice que María escuchaba su Palabra. Es decir, María está encarnando el perfecto discipulado. Ella, una mujer, es reconocida como discípula de Jesús.
Por tanto, la "mejor parte" se refiere al discipulado y no a un tipo de actividad o a una dedicación más espiritual.
Estas mujeres, especialmente María, nos invitan hoy a ser discípulas y discípulos del Señor, escuchando su Palabra. Esto es escoger "la mejor parte". Y no solo desde la vida consagrada sino desde el discipulado al que está llamado todo cristiano por el hecho de ser bautizado. "La mejor parte" no la da un estado de vida sino el realizar el profetismo y sacerdocio del Señor Jesús en la historia que vivimos.