Hna. Martha Pelloni siembra luz, justicia y verdad en Argentina

La Carmelita Misionera Teresiana lleva 30 años de lucha por derechos de mujeres y niños víctimas de violencia, abuso y corrupción institucional

Encuentro en santuario de Lourdes, iglesia de Santos Lugares. La Hna. Martha Pelloni junto al grupo de Madres por la Verdad que buscan a sus hijos robados al nacer. (Foto: GSR /Catalina Cepparro)

Encuentro en santuario de Lourdes, iglesia de Santos Lugares. La Hna. Martha Pelloni junto al grupo de Madres por la Verdad, cuyas miembras buscan a sus hijos robados al nacer. (Foto: GSR /Catalina Cepparro)

Cuando Alicia Predazzi entró a la sala de parto el 30 de noviembre de 1993, en la clínica —Dr. Pedro Honaine, en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires— le dijeron que iban a practicarle una cesárea, sin dar explicaciones ni estando su obstetra presente. La prepararon, le pusieron la inyección de anestesia epidural, y al tiempo escuchó el llanto de su bebé. 

Sin embargo, en la clínica le informaron que su hijo había nacido muerto.

"Yo no lo podía creer", contó Pedrazzi a Global Sisters Report. "[Mi marido] me dijo que la clínica se iba a hacer cargo de todo y que nosotros no nos teníamos que hacer problema [preocuparnos], pero yo no quise saber nada. Si mi bebé había fallecido, quería despedirme y darle santa sepultura", añadió.

Esa misma noche, en la clínica, le acercaron el cuerpito muerto, pero el instinto materno de Alicia le indicó que ese bebé no era el suyo. 

Tras años de amargura e incertidumbre, se animó a escribir a un juez que ordenara realizar un examen de ADN al cuerpo que el hospital se había encargado de enterrar. El resultado de compatibilidad: negativo. A pesar de ello, esta madre no tuvo justicia. 

"Nunca conseguí un abogado que llevara mi causa", dijo Pedrazzi, quien hoy, a los 66 años, es jubilada y vive en San Martín. "Nadie quería tomarlo, por lo que tuve que ponerme a investigar por mi cuenta", indicó.

Las mujeres del grupo Madres por la Verdad denuncian, juntas, la apropiación de sus hijos ante el Estado argentino, que no ofrece respuestas ni ayuda a resolver su pena. #GSRenespañol #HermanasCatólicas #Reportaje #HnaMarthaPelloni

Tweet this

Tras una década de búsqueda, Pedrazzi se encontró con la figura de la Hna. Martha Pelloni, quien cada mes convoca encuentros en la iglesia de Santos Lugares para buscar respuesta o dar su apoyo ante situaciones tanto o más desesperantes, relacionadas con la violencia de género o la trata de personas.

Así fue que Pedrazzi se unió a otras madres que pasaron por situaciones similares a su caso en otras clínicas de la provincia, cuyos responsables también robaron a sus hijos al nacer. Constituidas en el grupo Madres por la Verdad, estas mujeres denuncian, juntas, la apropiación de sus hijos ante el Estado que, a la fecha de hoy, no ofrece respuestas ni ayuda a  resolver su pena. La Hna. Pelloni la animó a acercar su causa a la Red de Infancia Robada, con la intención de que consiguiera para su grupo de madres el asesoramiento jurídico y legal que permitiese que sus causas fueran escuchadas.

"Ella me dijo: 'No tengas miedo; seguí que yo te apoyo'", recordó Pedrazzi. 

"En la Argentina es muy difícil investigar para lograr la verdad y justicia que buscamos": Hna. Martha Pelloni, Carmelita Teresiana. (Foto: Wikimedia Commons)

"En la Argentina es muy difícil investigar para lograr la verdad y justicia que buscamos": Hna. Martha Pelloni, Carmelita Teresiana. (Foto: Wikimedia Commons/Fedetamlian, CC BY-SA 4.0 deed)

Hace más de 30 años que Pelloni, una Carmelita Teresiana, se dedica a luchar por los derechos humanos de los niños y mujeres víctimas de la violencia, el abuso y la corrupción. Ampliamente conocida en la Argentina, Pelloni —hoy con 82 años de edad— se encuentra en Buenos Aires como coordinadora de la Red de Infancias Robadas, integrada por 34 foros ubicados en diferentes zonas del país y que dan asistencia, acompañamiento y asesoramiento a las víctimas y a sus familiares.

Pelloni fundó esta red en 2009, a raíz del aluvión de pedidos de ayuda que le llegaban de todas partes del país, dada su notoriedad en la sociedad por canalizar reclamos contra el aparato estatal, que ella intentaba resolver desde la provincia de Corrientes. En aquel entonces, la hermana se dio cuenta de la magnitud y de la necesidad de contar con profesionales que colaboraran con su trabajo para poder dar respuesta a las demandas de la comunidad.

Desde su creación, la Red de Infancias Robadas busca responder reclamos de sectores olvidados por la sociedad que no cuentan con herramientas para elevar ante la justicia casos de femicidios, abusos, violaciones y trata de personas

Una red de contención y apoyo

Los foros de la Red de Infancia Robada se componen de psicólogos, abogados y trabajadores sociales —la mayoría voluntarios— que buscan ayudar en la resolución de problemas que generalmente requieren de instancias legales. En cada foro existe un coordinador de equipo que, a su vez, trabaja junto con otras organizaciones dentro de cada comunidad, como las ONG, escuelas y otras instituciones locales. 

La red cuenta con el apoyo de la Iglesia y con el reconocimiento del papa Francisco, pero fue constituida de manera independiente de la congregación Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas para ayudar a todo tipo de público y a personas de diferentes creencias religiosas.

 "Nosotros capacitamos para saber escuchar sin intervenir, para registrar todo lo que le ha ocurrido a la persona, sin interrumpir ni juzgar", dijo Pelloni, quien ejerce la coordinación general desde el Santuario de Lourdes en Santos Lugares, donde inició su noviciado a los 22 años. 

#RedDeInfanciaRobada lleva atendiendo, desde sus inicios en 2009, un promedio de 30 casos anuales en cada uno de los foros, bajo la coordinación de Hna. Martha Pelloni. #GSRenespañol #HermanasCatólicas #Reportaje

Tweet this

Uno de los encuentros mensuales que ofrece Pelloni con la comunidad (se realizan los 11 de cada mes). donde comparten misa, conocen nuevos casos para ayudar y comentan novedades de los casos llevados a la justicia. (Foto: GSR /Catalina Cepparro)

Uno de los encuentros mensuales que ofrece Pelloni con la comunidad (se realizan los 11 de cada mes). donde comparten misa, conocen nuevos casos para ayudar y comentan novedades de los casos llevados a la justicia. (Foto: GSR /Catalina Cepparro)
 

"Es fundamental no revictimizar a la persona que cuenta sobre una violación o un abuso", aseveró Pelloni, quien aclaró que la persona que la recibe en las oficinas de la red debe remitirla directamente a la psicóloga o la abogada para que haga la denuncia correspondiente.  

Bajo esa premisa es que la Red de Infancia Robada lleva atendiendo, desde sus inicios en 2009, un promedio de 30 casos anuales en cada uno de los foros, bajo la coordinación de la hermana. Las víctimas, principalmente mujeres, son quienes se acercan a contar vivencias de violencia familiar, abusos y trata.

Hace 15 años Pelloni creó el primero de los foros de la red en la ciudad de Goya, en Corrientes, una provincia donde hoy la pobreza asciende al 54 %. La religiosa se encontraba entonces como rectora del colegio Santa Teresa de Jesús, de las Carmelitas Misioneras Teresianas. 

En 1990 la Hna. Martha Pelloni estaba en la provincia de Catamarca (norte argentino) como rectora del Colegio del Carmen y San José, cuando ocurrió el hecho que le cambió la vida: con motivo del día del estudiante, cada año los alumnos de todos los colegios organizaban un baile para reunir fondos. María Soledad Morales era alumna del último curso y en esa fiesta desapareció. Primero la secuestraron de la celebración, luego la drogaron y después la violaron y la mataron; luego la tiraron en el campo para que los animales la destrozaran.

La religiosa, los padres de Soledad y las alumnas del curso iniciaron el reclamo para que se investigara el caso y se encontrase a los responsables del hecho. A falta de respuesta, iniciaron las famosas Marchas del Silencio —a las cuales se sumaron otros colegios del medio y la sociedad entera—. "Llegamos a tener una marcha de 30 mil personas para reclamar por la muerte de María Soledad", contó Pelloni y agregó: "Nos llevó 2 años de lucha; se realizaron hasta 80 marchas". 

Después de 8 años del caso, se conoció el veredicto del juicio: se resolvió declarar culpable al hijo de un diputado nacional, quien fue condenado a prisión junto con el novio de la joven, acusado de entregarla. Sin embargo, se sabe que también participaron otros 'hijos del poder', que fueron liberados de cargos penales. 

Gracias al trabajo de Pelloni, este fue el primer femicidio reconocido como tal en la sociedad argentina moderna. Los medios de todo el país se hicieron eco del reclamo y dada la magnitud de su impacto, el propio presidente de aquel entonces se vio obligado a involucrarse.

A los dos años de este caso, la Hna. Pelloni fue trasladada a la provincia de Corrientes, donde se encontró con nuevos problemas, según relató: "Las empleadas domésticas quedaban embarazadas por sus patrones y para poder seguir trabajando debían entregar a sus niños, que eran ingresados en una red de trata".

Con una investigación muy rigurosa que realizó junto con Cáritas de Alemania, Pelloni descubrió la venta de niños a personas en Francia, Italia, España y Alemania. 

"Esto no es lo único que llegaba a mí, sino que al haber pasado a ser una mujer pública, la gente me llamaba para pedir ayuda. Entonces comencé a tener problemas, porque me desbordaba", explicó la religiosa.

Gracias al empuje de la Hna. Pelloni, comenzaron a darse a conocer cada vez más femicidios, aumentó el número de mujeres que reclamaban justicia y salieron a la luz pública los abusos intrafamiliares de niños y adolescentes. En ese contexto nació la Red de Infancia Robada.

Maria Soledad Morales, exalumna de la Hna. Martha Pelloni, cuyo caso de feminicidio lanzó a la religiosa como defensora pública. (Foto: Wikimedia Commons)
María Soledad Morales, exalumna de la Hna. Martha Pelloni, cuyo caso de feminicidio lanzó a la religiosa como defensora pública. (Foto: Wikimedia Commons)

"Hemos tenido casos de mucha satisfacción [por su resolución] —pero no menos fuertes—, como el de prostitucion de unos hermanitos menores en orgías que preparaban los propios gobernantes, donde participaban menores a los que violaban", indicó Pelloni. 

El foro de Goya actualmente es coordinado por Marta Almada, una maestra ya retirada que cuenta con una casa de acogida donada por la municipalidad, donde reciben principalmente a mujeres víctimas de la violencia de género familiar y de otro tipo de abusos. 

"Es fundamental no revictimizar a la persona que cuenta sobre una violación o un abuso": Hna. Martha Pelloni #GSRenespañol #HermanasCatólicas #Reportaje

Tweet this

"Lamentablemente en Goya hay mucha pobreza, lo que nos hace recibir casos como niñas menores de ocho años violadas por sus parientes, a las que hemos ayudado a salir de esos entornos y han tenido sus bebés", explicó Almada. Según los registros del foro, en lo que va del año se atendieron unos 47 casos vinculados con problemas intrafamiliares.

Dentro las principales dificultades en su tarea, lo primero que Pelloni destaca es la falta de formación en valores humanos, a la que define como "la pobreza más grande", razón por la que en la red debieron organizarse para dar ayuda no solo psicológica a las personas vulnerables, sino también para acompañar a las familias que carecen de ella.

"Lamentablemente hemos decaído mucho en los valores de formación", dijo la hermana y añadió: "Hay madres que hasta venden a sus niños para la pornografia y la pedofilia debido a la probreza tan grande en la que se ven sumergidas. Vemos que la falta de [formación] humana es muy grande".

El segundo problema que menciona Pelloni es la corrupción en los distintos niveles estatales, lo cual dificulta su trabajo y obliga a la red a empapelar las ciudades con afiches y convocar marchas para reclamar justicia.

"En el caso de la trata de personas, muchas veces cuando las madres denuncian la desaparición de sus hijas en las comisarías, los policías en lugar de iniciar la búsqueda les dicen que [las chicas] se deben haber ido con el novio, pero [las madres] saben que hay personas de poder implicadas", dijo Pelloni. "Los prostíbulos están en todas las ciudades, y la policía cobra para protegerlos", agrega.

Un ejemplo de ello quedó visibilizado en 2022 cuando una niña de 5 años, llamada Guadalupe, desapareció en medio de un festejo familiar. A dos años del caso no hay aún novedades de su paradero. Pelloni fue una de las voces en denunciar el encubrimiento del Gobierno.

"La experiencia de muchos que trabajamos desde hace tiempo en causas de trata de niños, adolescentes y mujeres para ser explotados sexualmente, tráfico de órganos, drogas etc., nos permite afirmar que en la Argentina es muy difícil investigar para lograr la verdad y justicia que buscamos", escribió Pelloni en una carta pública de 2021. 

Sembrar luz, justicia y verdad en sus vidas y las del entorno

¿Cómo hacen las personas que trabajan en la Red de Infancia Robada para mantener la fortaleza y dar soporte a las personas? ¿Qué herramientas debieron aprender para poder llevar a cabo su trabajo? 

"Lo primero que tuve que aprender es a serenarme y no ponerme nerviosa cuando hay casos que queman las manos y siento que hay que hacer algo urgente", dijo Pelloni. "Aprendí a serenarme para poder darle fuerza a mis equipos, a los grupos. Como coordinadora general de los foros tengo que ser la que anima, la que busca y señala el camino para que todo lo que hacemos sea con esperanza, mucho amor y acompañamiento", detalló.

#RedDeInfanciaRobada: Las víctimas, principalmente mujeres, son quienes se acercan a contar vivencias de violencia familiar, abusos y trata. #GSRenespañol #HermanasCatólicas #Reportaje #HnaMarthaPelloni

Tweet this

La Hna. Martha Pelloni aprendió que el primer paso siempre es acompañar y sentirse acompañado. "[Debemos lograr] que la persona sienta que no está sola y que no es la única [que pasa por esa situación]; y que [crea que] todo tiene solución cuando se trabaja bien, [cuando] se la escucha y [cuando ella] cree en lo que uno le va colocando como herramientas en las manos, que es decir la verdad, no exagerar, llevar a la casa el mínimo de tranquilidad para los otros hijos", explicó.