
Una hermana latinoamericana espera en la Plaza de San Pedro después de que el humo blanco anunciara la elección de un nuevo papa en el Vaticano el 8 de mayo. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
No todos los días se recibe la noticia de un nuevo papa. Y mucho menos cuando la sorpresa tiene lazos latinoamericanos: Robert Prevost Martínez, hasta hace poco arzobispo de Chiclayo, Perú, y antes misionero agustino en la misma región, fue elegido como el nuevo sucesor de Pedro. Desde que se anunció su elección, bajo el nombre de León XIV, comenzaron a llegar mensajes, oraciones y palabras llenas de entusiasmo de hermanas de toda América Latina. Como religiosa, me uno a esa cadena de gratitud y esperanza, recogiendo sus voces y sintiéndome parte de esta conversación que el Espíritu parece haber iniciado con fuerza renovada.
"Solo Jesús podía propiciar que en un solo ser humano se reunieran Estados Unidos, Europa y Latinoamérica”, dijo Nancy Mancera, misionera consagrada colombiana de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, de Colombia.
Eso le hace pensar —añadió— que el mensaje de este nuevo papa será de paz y concordia, justo en este tiempo de guerra y polarización.
"La Ruah sigue soplando. Y esta vez lo ha hecho con un papa multicultural, con alma misionera y corazón universal": Hna. Helga Leija tras elección de León XIV
Desde Brasil, la hermana Neusa Santos, de las Hermanas de la Inmaculada Concepción y asesora de comunicación de la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), compartió lo que le inspira este nuevo comienzo: "Lo que me da esperanza es su espíritu de escucha y apertura al diálogo".
Y al pensar en él, una palabra le vino al corazón: esperanza. Santos reconoce en León XIV a un pastor cercano, humilde y comprometido con una Iglesia sinodal, una capaz de reavivar la alegría del Evangelio y fortalecer los lazos entre todos los pueblos.
La Hna. Dora Tupil, de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús de Guatemala, dijo que la elección del nuevo papa le da mucha esperanza y entusiasmo. "Al escuchar su discurso sobre la paz, siento que es una persona que sabe lo que realmente necesitamos, la paz", expresó y añadió: "Y no es fácil vivirla".
Para Tupil, vivir esa paz requiere oración, comunión y escucha profunda. Ella intuye que León XIV continuará lo que dejó el papa Francisco, pero con un camino bien definido hacia el futuro, siempre que sepamos construir comunidad desde la base y con todos.

Hna. Claudia Verenisse Blanco, de las Siervas de Dios en El Salvador, junto al cardenal Gregorio Rosa Chávez, de San Salvador, El Salvador, reacciona al ver salir el humo blanco de la Capilla Sixtina, lo que indica la elección de un nuevo papa, el 8 de mayo. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
Desde Cuba, Daylenis Lara, hermana de las Siervas de San José, expresó su esperanza para la Iglesia.
"Que teniendo el corazón y la mirada en Jesús, nos ayude a ser Iglesia en salida, de pies descalzos, coherente, comprometida con los olvidados del mundo, con la justicia y la paz. Una Iglesia sinodal donde todos y todas tengamos sitio en la mesa, tengamos voz y seamos corresponsables", dijo.
Rosa del Valle, religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, aportó desde Uruguay una mirada histórica y profética sobre el nombre elegido.
"Me alegra el nombre escogido. Inmediatamente me evocó a León XIII y la Rerum Novarum, pero también a León I deteniendo pacíficamente a Atila y los Hunos. Y justo su primera palabra fue paz", manifestó.
Marisol Fernández, hermana de la Fraternidad Misionera Verbum Dei de México, también reflexionó sobre el nombre elegido.
"Doy gracias al Espíritu Santo por tejer la historia con el hilo de la esperanza, representada en nuestro nuevo papa León XIV", dijo Fernández. "Su nombre me remitió a Fray León, compañero de Francisco, al que le llamaba 'ovejuela de Dios'", agregó.
El nuevo papa "con olor a oveja", dijo, "nos conducirá por senderos que encuentren la unidad y paz universal. Los diferentes idiomas que habla se vuelven vehículo, puentes que le permitirán cruzar fronteras, derribar muros, generando paz y comunión universal".

Multitud reunida en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, durante la bendición urbi et orbi del papa León XIV, tras su elección el 8 de mayo de 2025. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
Clara Malo, religiosa de la Sociedad del Sagrado Corazón, también de México, resumió su percepción sobre este nuevo pontificado como de "conciliación y consenso"
Leer estos mensajes, uno tras otro, ha desatado un torrente de emociones desde que escuchamos las palabras habemus papam. Estos mensajes de voz y textos no son simples reacciones formales a un anuncio de Roma; son palabras que han brotado del corazón, de la experiencia compartida, de la memoria viva de alguien que antes de ser papa caminó con el pueblo, escuchó sus heridas y se dejó tocar por su fe.
Lo que me conmueve, de manera personal, no es solo quién fue elegido, sino cómo tantas hermanas se sienten representadas en él. Algunas lo conocieron personalmente, otras conocen su andadura por Latinoamérica, y el resto simplemente reconoce en su historia una Iglesia más sencilla, misionera, sinodal, profundamente humana, la Iglesia de Francisco, la Iglesia de Jesús.
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El nombre que eligió —León XIV— no dejó de sorprender. León, sí, pero quizás no en plan de poder, sino como símbolo de una fuerza interior con la que nos puede guiar por caminos nuevos. Su primer discurso, centrado en la paz, no fue una elección casual. En medio de un mundo convulsionado, su pontificado tiene ya una misión: reconciliar, sanar, abrir caminos de encuentro.
Las hermanas siguen escribiendo. A veces son mensajes cortos: una foto del arzobispo Prevost en medio de una inundación en Latinoamérica, un emoji, o una oración. Otras veces son textos más largos, donde se recuerda un gesto, una palabra, una visita que dejó huella. En todos los mensajes hay entusiasmo y esperanza.
Me siento agradecida de formar parte de esta red de voces que se animan mutuamente, que rezan con una misma intención, porque más allá de nuestras diferencias culturales o geográficas, somos hermanas, una comunidad extendida por todo el mundo. Y este nuevo capítulo de la Iglesia lo vivimos, lo discernimos y lo celebramos juntas.
Sí, la Ruah sigue soplando. Y esta vez lo ha hecho con un papa multicultural, con alma misionera y corazón universal.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 9 de mayo de 2025.