
Jóvenes del Santuario del Sagrado Corazón se reúnen a la entrada de la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington tras una procesión para celebrar la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el 28 de septiembre de 2025. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
El cardenal Robert McElroy no tardó en señalar que la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de este año no es como las del pasado, al menos no en Estados Unidos.
"Este año nos enfrentamos, tanto como país y como Iglesia, a un ataque sin precedentes contra millones de hombres, mujeres y familias migrantes que viven entre nosotros”, afirmó McElroy, arzobispo de Washington, durante una homilía el 28 de septiembre en la catedral de San Mateo Apóstol, mientras la arquidiócesis de la capital del país celebraba, el 4 y 5 de octubre, el evento eclesiástico que este año conmemora la resiliencia de personas desplazadas en el mundo.
Aunque McElroy ha defendido constantemente a los migrantes, su homilía se enfocó en las acciones del Gobierno del presidente Donald Trump que impidieron a muchos de sus feligreses asistir al evento, tras noticias de catequistas y ministros detenidos mientras se dirigían a la misa dominical y a otras actividades de la Iglesia. Expulsar a personas que han cometido delitos graves es un objetivo nacional legítimo, pero las acciones del Gobierno en Washington y en el resto del país tienen un objetivo diferente, aseveró el cardenal.
"Estamos siendo testigos de un ataque gubernamental integral diseñado para generar miedo y terror entre millones de hombres y mujeres”, afirmó McElroy, quien añadió que las actuaciones del Gobierno le hacen la vida insoportable a los migrantes y le roban la paz "para que sumidos en la miseria se 'autodeporten'".

El cardenal Robert McElroy dirige una oración el 28 de septiembre de 2025 en la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington durante una misa para observar la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que la iglesia celebrará los días 4 y 5 de octubre de este año. McElroy, arzobispo de Washington, destacó en su homilía lo que denominó como ataques del Gobierno de EE. UU. contra migrantes y agradeció a los miembros de la iglesia y a otras personas que les han ayudado. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
La administración gubernamental ha dicho que su objetivo es deportar a un millón de personas durante el primer año de su segundo mandato de Trump, aunque algunos medios, entre ellos The Wall Street Journal, han puesto en duda ese objetivo, ya que los datos que los oficiales del Gobierno usan no concuerdan con la realidad. Aun así, las noticias sobre feligreses detenidos o deportados y los vídeos virales —como el que circuló el 26 de septiembre, en el que se grabó a un agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) empujando a una mujer y tirándola al suelo en un tribunal de inmigración de Nueva York— han sembrado el miedo entre inmigrantes con y sin permiso para estar en el país.
Durante una procesión —desde el Santuario del Sagrado Corazón de Washington, una parroquia predominantemente inmigrante, hasta la misa en la catedral, donde se celebran misas para funcionarios y trabajadores del Gobierno—, religiosas y sacerdotes compartieron durante el recorrido anécdotas sobre la baja asistencia a la iglesia después de reportes de feligreses detenidos y otros que temen salir de sus casas, pero también expresaron su indignación por algunas de las tácticas empleadas por el Gobierno.
La hermana Ruth Nickerson, de la congregación de la Santa Cruz, dijo que participó en la procesión para "apoyar a los migrantes y refugiados, especialmente a aquellos desaparecidos" en su "propia ciudad, aquí en Washington”. Junto con otros católicos, la religiosa caminó por una calle principal del distrito de Columbia, donde se han producido innumerables detenciones relacionadas con la inmigración poco después de que el presidente Donald Trump declarara una emergencia de seguridad pública en agosto.

Hnas. Ruth Nickerson (derecha) y Brenda Cousins, de la Congregación de la Santa Cruz, caminan por una calle principal de Washington el 28 de septiembre de 2025 durante una procesión de unas 1000 personas para conmemorar la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Las religiosas dijeron que participaron para mostrar su apoyo, pero también por su preocupación por el trato que han recibido los migrantes durante la campaña de represión migratoria del Gobierno estadounidense este año. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
"Esperamos que la oración y la unión ayuden a la gente a comprender que se trata realmente de los derechos humanos de todos, no solo de ellos", dijo Nickerson.
En El Paso, Texas, la hermana scalabriniana Leticia Gutiérrez Valderrama le dijo a Global Sisters Report (GSR) el 28 de agosto que la campaña de represión contra migrantes es el más reciente ataque a las víctimas de un sistema injusto que envía un mensaje contundente a quienes han contribuido al desarrollo económico del país: "No me interesas, no me importas. Te criminalizaré, y no solamente eso: te expulsaré y te cerraré la puerta".
Gutiérrez acompaña a mujeres, niños y hombres en los tribunales de inmigración de la diócesis fronteriza, y a propósito del Día Mundial del Migrante y del Refugiado quiere invitar a los católicos y a otras personas adversas a la inmigración a que no la consideren como un asunto político, sino como uno centrado en la protección de la vida.
La religiosa recordó que la defensa de la vida no puede limitarse a su inicio. "Así como hablamos de cuidarla desde su concepción, tenemos la misma responsabilidad de cuidarla hasta que deje de existir entre nosotros", afirmó y subrayó que esto implica proteger la vida "en todas sus dimensiones y circunstancias".
En ese sentido, Gutiérrez señaló que es igual de valiosa "la vida de un pequeño en el vientre de su madre" que la de quien se ve forzado a migrar "porque en su país no podía quedarse por diferentes circunstancias", y además consideró necesario revisar por qué algunos solo defienden la vida "cuando está en el vientre de la madre" y no cuando esa misma vida enfrenta otras amenazas.
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La hermana scalabriniana pidió mirar de frente la realidad de las personas migrantes y el impacto de las políticas actuales que “destrozan a otros, separando incluso a madres de sus hijos".
Por otra parte, el obispo Mark Seitz, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, declaró a GSR el 8 de septiembre que comparte una gran preocupación por los deportados, pero también por los que se quedan atrás, y le preocupa cómo sobrevivirán si se les quita el sostén de la familia.
"Pero hay otro aspecto que me preocupa igualmente, y es lo que esto puede significar para nuestro país", dijo. "¿Qué ha pasado con este lugar que antes se enorgullecía de su herencia como nación única, construida gracias al trabajo de los inmigrantes?", puntualizó.

Hna. Joanna Okereke, de las Siervas del Santo Niño Jesús, reza durante misa el 28 de septiembre de 2025 en la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington. Okereke, subdirectora de la Pastoral de Migrantes, Refugiados y Viajeros de la Conferencia Episcopal Católica de Estados Unidos, asistió a la misa que celebraba la resiliencia de los migrantes con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que la Iglesia celebrará este año los días 4 y 5 de octubre. (Foto: GSR/ Rhina Guidos)
En Washington, el cardenal McElroy reflexionó sobre preocupaciones similares durante la misa, sobre todo porque las acciones que incitan al miedo vienen directamente del Gobierno.
"Nuestro Gobierno está llevando a cabo, según sus propias declaraciones y las tumultuosas medidas de aplicación de la ley que ha puesto en marcha, una campaña integral para desarraigar a millones de familias y hombres y mujeres trabajadores que han venido a nuestro país en busca de una vida mejor, que incluye contribuir a la construcción de los mejores elementos de nuestra cultura y sociedad", afirmó. "Esta campaña se basa en el miedo y el terror, ya que el Gobierno sabe que no puede tener éxito en sus esfuerzos si no es aportando nuevas dimensiones de miedo y terror a la historia y la vida de nuestra nación", indicó.
Alrededor de mil personas asistieron a la procesión, organizada por la arquidiócesis y el Servicio Jesuita a Refugiados; otros cientos esperaban en la catedral, donde dos veces se le aplaudió a McElroy por sus palabras, incluso continuamente al terminar la misa.
El cardenal pidió a la multitud que rezara por aquellos que tienen miedo y por eso no pudieron estar en el evento, y que no pueden caminar libremente por las calles como antes, ya que no se sienten seguros ni en paz.

Unos 1000 católicos y otras personas que apoyan a los migrantes se reúnen frente a la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington después de una procesión para observar la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado el 28 de septiembre de 2025. (Foto: GSR/Rhina Guidos)
"¿Son ellos nuestros vecinos?", preguntó, relacionándolos con el Evangelio leído en la misa. La lectura se centró en la parábola del buen samaritano, quien —a pesar de su humilde condición— se detuvo para ayudar a un hombre al que habían robado, golpeado y dejado abandonado en la carretera, mientras otros de una clase social más alta lo vieron pero lo ignoraron. McElroy hizo comparaciones con los migrantes en Estados Unidos que, a pesar de su condición, cuidan de los enfermos y los ancianos, sirven a la Iglesia, dirigen el rosario diario y crían a niños que contribuyen al país.
"En el Evangelio de hoy, Jesús exige que la perspectiva central que debemos aportar para comprender la legitimidad moral de la campaña de miedo y deportación que se está llevando a cabo en nuestro país hoy en día provenga de los lazos comunitarios que nos unen como vecinos, y no de la cuestión de si en algún momento del pasado alguien infringió la ley al entrar o permanecer en los Estados Unidos", dijo.
McElroy añadió que Jesús rechazó la indiferencia, el miedo y la renuencia ante el sufrimiento del prójimo. "Sus últimas palabras en el Evangelio sólo permiten una opción: '¿Cuál de estos, en tu opinión, fue vecino de la víctima del ladrón?'. Al comprender y afrontar la opresión de los hombres y mujeres indocumentados que se encuentran entre nosotros, solo podemos tener una respuesta: 'Yo lo fui, Señor, porque vi en ellos tu rostro'".
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 29 de septiembre de 2025.