Christina Rishini y Sheboni Nihansa, alumnas de la escuela femenina de San Antonio, en Colombo (Sri Lanka), comparten sus experiencias estudiando en una escuela pública gestionada por las monjas del Carmelo Apostólico. (Foto: Thomas Scaria)
Han pasado casi 65 años desde que las hermanas del Carmelo Apostólico y otras congregaciones religiosas católicas de Sri Lanka cedieron sus instituciones educativas al Gobierno. Sin embargo, su reputación como educadoras sigue intacta.
"De la noche a la mañana, todas nuestras escuelas se convirtieron en escuelas públicas, y nosotras en empleadas del Estado", declaró a Global Sisters Report (GSR) la hermana Mary Ann Christine, directora de la escuela femenina de San Antonio (St. Anthony's Balika Maha Vidyalaya) en Colombo.
En 1960, el Gobierno de Sri Lanka nacionalizó todas las escuelas privadas mediante una ordenanza.
El padre Gemunu Dias, director nacional de educación católica en Sri Lanka, dijo que el Gobierno se hizo cargo de 690 escuelas católicas ese mismo año. Entre ellas había escuelas gestionadas por diócesis y congregaciones religiosas de hombres y de mujeres.
Muchas escuelas pasaron a depender del Gobierno provincial y el resto del federal, dijo Dias.
Durante la toma de poder, el Gobierno había dado la opción de mantener escuelas privadas con autofinanciación, pero solo unas pocas instituciones católicas asumieron el riesgo, dijo Dias, quien vive en la casa del arzobispo en Colombo, la capital del país.
La Hna. Mary Ann Christine, directora del Colegio San Antonio de Colombo, conversa con una alumna y su madre sobre los progresos de la estudiante. (Foto: Thomas Scaria)
Christine, quien coordina el ministerio de educación de su congregación, dijo que solo una de sus 20 escuelas es privada.
Tras la orden del Gobierno, el Ministerio de Educación de Sri Lanka se hizo cargo de todas las instituciones educativas y sus bienes, sin dar a sus propietarios "ninguna compensación", dijo Christine. Ella es la directora de una de las 327 escuelas gestionadas directamente por el Gobierno federal de Sri Lanka.
Sin embargo, dijo, las instituciones eclesiásticas nunca comprometieron la calidad de su educación tras la nacionalización.
Sus alumnos están orgullosos de estudiar en un colegio de religiosas.
"Nos encantan nuestro director y nuestros profesores", afirma Christina Rishini, alumna de 10.º curso del centro.
Sheboni Nihansa, otra estudiante, señaló que su calle ha conservado su nombre centenario, St. Anthony's Mawatha (carretera).
Las alumnas del St. Anthony's Girls School sienten que estudian en un colegio de religiosas. "Y eso nos honra", dice Christine.
El 27 de enero la religiosa estaba ocupada reuniéndose con profesores, padres y alumnos que habían hecho cola ante su despacho el primer día después de las vacaciones de mitad de trimestre.
"Una cosa buena que hizo el Gobierno fue permitir que continuaran [el espíritu] y los nombres de las instituciones. También permitió que hermanas y sacerdotes dirigieran las escuelas", explica Christine, quien tiene unos 40 años y gana unas 80 000 rupias de Sri Lanka (270 dólares) al mes.
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Más de 80 hermanas del Carmelo Apostólico enseñan en escuelas públicas.
La congregación, con sede en Mangalore (India) fundó su primera escuela en Sri Lanka, en Trincomalee, a unas 165 millas [unos 265 kilómetros] al noreste de Colombo, por invitación del obispo jesuita local Gaston Robichez. Las religiosas de Carmelo Apostólico tomaron el relevo de St. Mary's Matriculation Higher Secondary School de las Hermanas de San José de Cluny, que no tenían suficientes miembros para dirigirla.
La escuela tiene más de 1600 alumnos. Más del 65 % son cristianos, y el resto son hindúes, musulmanes y budistas.
La directora del Carmelo Apostólico, la Hna. Mary Nirosha, dijo que el Gobierno ha permitido a los alumnos practicar cualquier religión en la escuela.
"Cuando el país se independizó de los británicos en 1948, casi todas las escuelas eran católicas o cristianas", explicó a GSR la provincial del Carmelo Apostólico sor Mary Nilanthi en su despacho de Colombo.
Sin embargo, añadió, las escuelas se enfrentaron a varios retos bajo los nuevos Gobiernos en la época posterior a la independencia, como las políticas que exigían el uso exclusivo de la lengua cingalesa en las escuelas y, más tarde, la autorización de la lengua tamil.
"Todo el mundo respetaba las escuelas de las religiosas, y las hermanas gozaban de un estatus mejor, lo que nos ayudaba a continuar nuestra misión", afirma Nilanthi.
La nacionalización permitió a las hermanas relacionarse más estrechamente con la población local, según la provincial.
"Trabajar para el Gobierno nos ha dado identidad y reconocimiento en la sociedad", afirma.
Vatsala Adhikari, profesora budista de la escuela femenina St. Anthony de Colombo, y su colega Lourdes Prashanthi, que es católica, comparten sus experiencias trabajando con religiosas católicas en una escuela pública. (Foto: Thomas Scaria)
Aunque el budismo es la religión oficial de Sri Lanka, el Gobierno y el pueblo toleran y aprecian a los misioneros cristianos y su contribución a la construcción de la nación, afirmó Nilanthi.
"Por tanto, tenemos plena libertad y dignidad", dijo.
Sin embargo, la nacionalización ha afectado a la situación económica de la mayoría de las congregaciones católicas.
Unas 250 hermanas del Carmelo Apostólico ejercen su ministerio en Sri Lanka, 80 de las cuales trabajan en escuelas y colegios, y ganan una media de 250 dólares al mes.
Con sus salarios también financian albergues e internados para niñas pobres.
Nirosha gana menos de 300 dólares al mes, incluso después de varios años de docencia.
"Pero estamos orgullosas de trabajar con el Gobierno, ya que nuestra satisfacción como docentes es [mil] veces mayor", afirmó.
La Hna. Mary Sanjeevani, directora del All Saints' College de Colombo, ve muchas ventajas en trabajar en una escuela pública.
"Tenemos unos 800 alumnos de todas las religiones. Todos viven en armonía y comprensión", afirma.
Todos los alumnos aprenden sobre Jesús y su mensaje a la humanidad, dijo Sanjeevani, quien anima a los alumnos cristianos a comprender y respetar otras religiones.
"En mis dos décadas de servicio como profesora he trabajado bajo la dirección de varias religiosas católicas", afirma Vatsala Adhikari, una budista que asistió a una escuela católica y ahora enseña en la escuela de niñas de San Antonio.
Las escuelas católicas, agregó, imparten disciplina y valores y mantienen buenos niveles.
Lourdes Prashanthi, una profesora que es católica, dijo que se alegra de que el contexto multirreligioso de la escuela permita la celebración de las fiestas de todas las religiones.
La Hna. Mary Ann Christine es la directora de la escuela femenina de San Antonio en Colombo, Sri Lanka, país que nacionalizó la escuela en 1960, aunque las hermanas del Carmelo Apostólico siguen dirigiéndola. (Foto: Thomas Scaria)
Dias afirmó que la educación inglesa y las instituciones privadas volvieron a Sri Lanka después de que el país liberalizara sus políticas en la década de 1980.
El sacerdote añadió que cuando algunas diócesis y congregaciones masculinas crearon escuelas internacionales, la mayoría de las congregaciones femeninas siguieron colaborando con el Gobierno.
Christine dijo que la Iglesia se opuso firmemente a la nacionalización cuando se introdujo, ya que tenían que ceder sus escuelas y propiedades.
"Sin embargo, la nacionalización resultó ser una bendición", afirmó y agregó: "No tenemos que preocuparnos por llenar nuestros asientos, cobrar cuotas, buscar donaciones, ampliar nuestros edificios o competir por [calificaciones altas]".
La nacionalización también llevó la educación a los hijos de los campesinos y pescadores pobres, que nunca habrían imaginado estudiar en escuelas cristianas.
La superiora general del Carmelo Apostólico Sor Maria Nirmalini, quien es india, dijo que la nacionalización no afectó a su visión y misión originales en materia de educación.
"Nuestra gente es tan eficaz como antes, pero el único reto son los bajos ingresos", declaró a Global Sisters Report tras finalizar sus visitas canónicas en Sri Lanka.
El padre Dias afirmó que la presencia cristiana en la educación ha ayudado a Sri Lanka a alcanzar una tasa de alfabetización de adultos del 96,3 %, muy superior a la media mundial.
Nirosha es la 21.º directora de la escuela de Trincomalee.
"Me jubilaré el año que viene y guardo buenos recuerdos de mi trabajo en una escuela pública", dijo.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 3 de abril de 2025.
