
Mary Anna Euring, hermana dominica, dijo que su estudio de la 'nueva historia' "abrió otra y más profunda dimensión" a su oración, mientras continúa "abrazando la espiritualidad de la creación" como su "camino hacia, con y en la Divinidad". (Foto: Unsplash/Terry Tan de Hao)
En medio de inundaciones y sequías, extinción de especies y otras consecuencias de la emergencia climática global, un movimiento a nivel mundial cree que una nueva comprensión del origen de nuestra historia puede ayudar a renovar la Tierra y la vida que sustenta.
En Long Island, Nueva York [Estados Unidos] seis mujeres —tres de ellas hermanas dominicas—, forman parte de esa creciente red. Se llaman a sí mismas las 'Elderberries'. Una, porque son 'ancianas', y porque son seguidoras de Thomas Berry, el sacerdote pasionista ya fallecido, historiador cultural y autodenominado 'geólogo'.
Las defensoras de lo que se conoce como la 'nueva historia" o 'nuevo relato' [pensamiento central de Thomas Berry] afirman que los seres humanos se distanciaron de la naturaleza y de la Tierra, explotando sus recursos en busca de poder y riqueza. El insaciable deseo de la humanidad por obtener más recursos sobrecargó esos recursos, lo que provocó nuestra actual crisis medioambiental. La salud del planeta y de todas las especies depende de que los humanos asuman "la transición de un periodo de devastación humana de la Tierra a un periodo en el que los humanos estén presentes en el planeta de forma mutuamente beneficiosa", definida así por Berry en su libro La gran obra.
La mayoría de la gente vive de una cosmología ligada a la historia del origen, en la que un Dios trascendente ajeno al universo crea el cosmos y todas las formas de vida en seis días, otorgando a los humanos el dominio sobre el resto de la creación. Esta narrativa suele denominarse [según Berry] la 'historia de la separación', porque considera a los seres humanos desconectados de la naturaleza y de la Tierra.
En la 'nueva historia'' que nos llega a través de la ciencia, la creación es un proceso evolutivo que comenzó hace unos 14 000 millones de años y continúa hasta hoy. Los primeros humanos surgieron hace unos 2.6 millones de años, interconectados con toda la vida anterior.
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"Todos somos uno, todos procedemos de la Tierra y estamos relacionados con todas las demás formas de vida", explica la Hna. Jeanne Clark, animadora de las reuniones mensuales y el retiro anual de las 'Elderberries'. "El sol y las estrellas, los bosques y los océanos, las plantas y los animales son nuestros parientes, cada uno pertenece, cada uno es sagrado", afirma.
"Esta es la cosmología que trae esperanza para el futuro, porque la vieja historia es ahora, como diría Thomas, 'patológica' ", añade Clark. "Si comprendemos, como enseñaba Thomas, que no existe la comunidad humana, sino solo la comunidad de vida de la que forma parte el ser humano, empezaremos a tomar decisiones de otra manera", puntualiza.
Esto implicaría pasar del énfasis en la individualidad y la competencia, a la comunión y la cooperación en nuestras propias vidas y en los ámbitos institucionales de la política, el derecho, la economía, la educación y la religión, siempre con el bienestar de toda la comunidad de vida en mente.
Las imágenes obtenidas con el telescopio espacial Hubble revelaron que el universo se desarrolló a lo largo de miles de millones de años. Este descubrimiento puso en tela de juicio el relato de que Dios creó el universo de un solo golpe en un periodo de días.

Las 'Elderberries' son, de izquierda a derecha (fila inferior): sor Jeanne Clark y sor Mary Anna Euring, ambas miembros de las Hermanas de Santo Domingo de Amityville (Nueva York). Segunda fila: Jacqueline Jill-Rito, Ann Michelsen y Denise Altobeli. Clark sostiene un nuevo libro de meditación sobre las enseñanzas de Teilhard de Chardin. (Foto: Susan Perretti)
"Si comprendemos, como enseñó Thomas [Berry], que no existe la comunidad humana, sino solo la comunidad de vida de la que forma parte el ser humano, empezaremos a tomar decisiones de otra manera": Hna. Jeanne Clark
La 'nueva historia' aúna ciencia y fe, materia y espíritu, lo secular y lo sagrado.
Clark, que ingresó en la orden dominica en 1958, no tiene ningún conflicto con esas aparentes contradicciones.
"Los dominicos buscamos la verdad, y la ciencia siempre ha sido una parte importante de la vida dominicana", afirma y agrega: "Como dominica, no puedo creer que Dios creara el universo en días porque conozco la ciencia. Sin las estrellas y los animales, sin los peces, yo no tendría mi cuerpo".
Desde principios de los años 60, Clark se ha dedicado a las enseñanzas de Teilhard de Chardin, el sacerdote y científico jesuita. "Teilhard introdujo la comprensión de la sacralidad de la materia y entendió que encontramos a Dios en el mundo donde la divinidad está cerca. Con esta nueva percepción, pudo decir: 'El mundo está lleno de Dios'", indica.
La Hna. Mary Anna Euring, 'Elderberry' y dominica, dijo que su estudio de la 'nueva historia' "abrió otra y más profunda dimensión" de su oración, mientras continúa "abrazando la espiritualidad de la creación" como su "camino hacia, con y en la Divinidad".
"Mi amor por la Tierra ha evolucionado hacia la comprensión sentida de que soy, en verdad, parte de la Tierra, ya que estoy hecha de polvo de estrellas. Así, la 'nueva historia' me ha ayudado a dar sentido a lo que ya creía instintivamente desde lo más profundo de mi ser: que todos somos uno", asevera.

La Hna. Jeanne Clark, miembro de las Hermanas de Santo Domingo de Amityville, Nueva York, aparece en la foto en Homecoming Farm, un proyecto de agricultura apoyado por la comunidad en los terrenos de la casa madre de las dominicas. (Foto: cortesía Meiling Sandy Ku)
En una reunión en Reina del Rosario, la casa madre de las Hermanas de Santo Domingo en Amityville, Nueva York, los miembros del grupo 'Elderberries' recordaron haber sentido los primeros ecos de la 'nueva historia' como niñas que se deleitan con la naturaleza.
Jacqueline Jill-Rito creció en una gran familia italiana rodeada de árboles frutales y huertos. El encuentro con la 'nueva historia' en su primera reunión de 'Elderberries' en 2018 trajo sus experiencias de la infancia a un "enfoque plausible, incluso después de años de preguntas y contradicciones". De niña, Denise Altobeli se "sentaba durante horas a observar a las hormigas". Años más tarde, salvaría una cosecha de dientes de león que otros en su complejo cooperativo querían destruir.
Clark se convirtió en activista antibélica y antinuclear por su amor a la Tierra y "a los niños y jóvenes de todas las especies", a quienes dedicó su libro de 2023 All the Way In: A Story of Activism, Incarceration and Organic Farming.
Clark cree que los niños empiezan a sintonizar con los ritmos de la Tierra, pero a menudo pierden esta conexión bajo la influencia de la cultura, la religión y los sistemas educativos aún impregnados de la vieja cosmología. Esto es especialmente cierto en Occidente, que valora el consumismo y la autosuficiencia. Le angustia el apego total de los jóvenes a las pantallas y los teléfonos, que les roban la imaginación y la vida interior. Para ella, los centros de aprendizaje ecológicos y el enfoque Montessori de reencontrar a los alumnos con la naturaleza son pasos importantes para invertir esa tendencia.
"Según Thomas, vivimos en una encrucijada. Un camino lleva a la era tecnozoica, en la que pensamos que la tecnología lo resolverá todo. El otro lleva a la ecozoica, en la que el mundo humano y el natural se unen para mejorarse mutuamente", afirma la religiosa.

La Tierra naciente está a unos cinco grados por encima del horizonte lunar en esta vista de teleobjetivo tomada desde la nave espacial Apolo 8 cerca de los 110 grados de longitud este. El astronauta Bill Anders tomó la foto en la mañana del 24 de diciembre de 1968. El Polo Sur está en la zona blanca cerca del extremo izquierdo del terminador. América del Norte y del Sur están bajo las nubes. (Foto: NASA)
Durante 27 años, Clark, junto con Elizabeth Keihm, ha enseñado a los niños acerca de la Tierra en Homecoming Farm, un proyecto de agricultura apoyado por la comunidad en los terrenos de la casa madre de las dominicas. En All the Way In, Clark escribe que el programa volvió a conectar a "adultos, adolescentes y niños con la tierra, con las semillas y el suelo, las lombrices y las abejas, las mariposas y los insectos de todo tipo, y les ayudó a descubrir juntos que todos somos una comunidad sagrada de vida".
Clark cree que, a nivel local y mundial, las personas versadas en la 'nueva historia' pueden ayudar a cambiar el rumbo hacia la visión de Berry de lo ecozoico. Clark y Rito trabajan por la paz como miembros de Pax Christi Long Island. Euring creó un 'equipo para el cuidado de la creación' en Reina del Rosario. Ann Michelsen, una de las primeras 'Elderberries', convirtió en tradición familiar los paseos por la naturaleza en su barrio costero con sus hijos y nietos.
"Dondequiera que estés, lo llevas allí", dijo Michelsen, que se unió a las 'Elderberries' con su marido Tom en la década de 1980. Tom murió en 2021, pero Ann [Michelsen] sigue participando.
Michelsen dice que conocer la 'nueva historia' la "fundamenta" y la hace "más comprensiva" con los demás. Aparte de eso, es difícil de articular. "No es algo que se pueda destilar. Es una experiencia", afirma.
En los años 70, en un momento dado, hasta 20 hombres y mujeres empezaron a reunirse en Long Island para estudiar la obra de Berry y otros pensadores en el campo de la espiritualidad cosmológica, como el exsacerdote dominico Matthew Fox y el cosmólogo matemático Brian Swimme.
Clark se unió a principios de los 90 y también pertenece a comunidades en línea como Deeptime Network, que según su página web es un lugar donde los estudiantes de la 'nueva historia' pueden "conectarse, aprender, compartir recursos y colaborar". Clark considera que estos sitios virtuales, así como organizaciones educativas sin ánimo de lucro como la Granja Génesis de Blairstown (Nueva Jersey), asociada a los dominicos, son una prueba de que cada vez más gente empieza a conocer y vivir la 'nueva historia'.
"Mi amor por la Tierra ha evolucionado hacia la comprensión sentida de que soy, en verdad, parte de la Tierra, ya que estoy hecha de polvo de estrellas": Hna. Mary Anna Euring, dominica
Eso no quiere decir que el cambio vaya a producirse rápidamente o que no se avecine un empeoramiento del deterioro medioambiental y cultural.
"No podemos estar convencidos de que todo va a ir bien porque se avecina un cataclismo", afirma Clark y agrega: "Pero como en el pasado, lo que está por venir formará parte de una evolución que creará algo totalmente nuevo porque el universo siempre se mueve hacia la vida, y yo tengo fe en la vida".
Las 'Elderberries' no pretenden tener respuestas a todos los problemas del mundo; y afirman que gran parte de lo que no puede explicarse sigue siendo un misterio, y quizá lo mejor que podemos hacer es vivir bien dentro de esa incertidumbre sin dejar de maravillarnos ante la belleza y la complejidad del cuerpo vivo y palpitante de la Tierra.
"Con suerte, si se adopta y se vive la 'nueva historia', cosas como la guerra se extinguirán. No competiríamos entre nosotros, la tierra no sería un recurso y algo que poseer. Aceptaríamos las diferencias como algo que celebrar. Nos veríamos unos a otros como parte del todo y, al igual que nosotros, como el universo reflejándose en sí mismo. Seríamos uno con toda la vida", dijo Clark.
"Por eso digo que no hay camino hacia la paz sin la transformación de la comprensión humana de lo que somos que nos llega a través de la historia del universo", apuntó.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 5 de agosto de 2024.