"No puedo desenvolverme en mi lengua materna, que es el kichwa; utilizo muy poco mi vestimenta originaria y no sé relacionarme con la creación. Como muchos jóvenes indígenas, crecí creyendo que alejarse de las raíces era el camino para una 'vida digna', atrapada en un sistema que nos pide adaptarnos pero rara vez nos acoge", reflexiona la Hna. Jenny Castañeda, quien estima que su "identidad indígena herida" no necesita perfección sino reconocimiento.