En Perú, los religiosos latinoamericanos abordaron la persecución, el abuso y los desafíos sinodales

Un bailarín del Colegio Fe y Alegría acompaña a la Hna. Silvia Flores, derecha, a la reunión de apertura de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos el 2 de junio, en Lima, Perú.

Un bailarín del Colegio Fe y Alegría acompaña a la Hna. Silvia Flores, derecha, a la reunión de apertura de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos el 2 de junio, en Lima, Perú. Flores, de las Mercedarias del Santísimo Sacramento, participó en el encuentro de cuatro días sobre temas que afectan a la vida religiosa en la región y a la cual asistieron presidentes de conferencias y secretarios generales de órdenes religiosas de América Latina y el Caribe. (Foto: GSR/Rhina Guidos)

 

Compartieron los nombres de sus amigos caídos: algunos de ellos eran sus predecesores y otros mártires; algunos habían vivido vidas largas mientras que otros, cortas; pero todas enraizadas en una cercanía radical al Evangelio. El padre José Luis Loyola les dijo tranquilamente que no se preocuparan si las lágrimas brotaban.

Aun así, la Misa de clausura de la 48.ª reunión de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) en Lima, Perú, transcurrió con alegría y tranquilidad. Terminaron tarde el 5 de junio, con banderas de toda América Latina y el Caribe dispuestas sobre un altar, recordando a sus amigos caídos y dando gracias por sus vidas.

Religiosas y religiosos de muchos lados de América Latina y el Caribe se reunieron del 2 al 5 de junio para abordar algunos de los problemas más difíciles que enfrenta la región, a los que la hermana Liliana Franco, presidenta de la CLAR, llamó “la noche”, refiriéndose a las condiciones sociales, eclesiales, y otras que afectan la vida consagrada. Para algunos, esas condiciones —como la persecución religiosa, el abuso, y el declive de las vocaciones— parecen una crisis, señaló, pero para aquellos con convicciones religiosas, son oportunidades de gracia.

“Eso no puede ser una justificación para paralizarnos”, expresó Franco, de la Compañía de María, a Global Sisters Report el 5 de junio.

En cambio, ella esperaba que se convirtieran en razones para continuar el trabajo que queda por hacer, y animó a los miembros a seguir adelante con entusiasmo renovado, compasión, y mayor alegría en medio de los desafíos. Y ciertamente lo hicieron, mezclando poesía, pasajes inspiradores del Evangelio, y música religiosa popular entre conversaciones sobre la trata de personas, el cambio climático, y la persecución de algunos de sus miembros.

La Hna. Isabel Ramírez contempla la cruz durante una reunión de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú, el 3 de junio.

La Hna. Isabel Ramírez contempla la cruz durante una reunión de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú, el 3 de junio. Ramírez dijo que le preocupan las amenazas hacia religiosos y religiosas y otras personas que protegen el medio ambiente y los pueblos de la Amazonía. (Foto: GSR/Rhina Guidos)

Los miembros de las CLAR de Nicaragua y Haití no asistieron a la reunión. Los nicaragüenses temían salir del país y luego no poder regresar ya que el Gobierno ha estado expulsando constantemente a miembros de las órdenes religiosas. Los haitianos están lidiando con una violencia creciente. Aquellos que asistieron desde lugares como Cuba y Venezuela compartieron detalles sobre las condiciones deterioradas en sus países, como la falta de alimentos y medicinas.

En medio de todo esto, ellos también hablaron con gran entusiasmo sobre el sínodo —un proceso de tres años de escucha y diálogo al que el papa Francisco ha convocado a la Iglesia, y que se lleva a cabo desde 2021 hasta 2024— y lo que significa para la vida consagrada.

“Otra iglesia es posible”, manifestó a los participantes la Hna. Daniela Cannavina, de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto y secretaria general de la CLAR, tras atender reuniones regionales sobre lo que escuchaba del sínodo.

La reunión de la CLAR incluyó a secretarios generales y presidentes de conferencias religiosas de América Latina y el Caribe, así como teólogos, que hablaron sobre nuevas estructuras y sistemas, costumbres y prácticas para impulsar la misión de la Iglesia entre los pobres y vulnerables. Su visión es de transformación, donde el clericalismo, los intereses personales, y la búsqueda del poder quedan a un lado. Algunos, como la Hna. Isabel Ramírez, lucían anillos negros hechos de una palma en su dedo anular izquierdo, un signo de “compromiso con los pobres”, manifestó.

El padre Gregory Gay, de la Congregación de la Misión, lleva la bandera de Nicaragua el 5 de junio durante la reunión de clausura de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú.

El padre Gregory Gay, de la Congregación de la Misión, lleva la bandera de Nicaragua el 5 de junio durante la reunión de clausura de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú. Los religiosos y religiosas nicaragüenses no asistieron a la reunión porque temían que no se les permitiera regresar al país. (Foto: GSR/Rhina Guidos)

 

Haciéndose eco del lenguaje utilizado por Francisco, los miembros repitieron la necesidad de llegar a las “periferias”, de correr hacia aquellos destruidos por la pobreza o el abuso, donde se puede llevar a cabo la misión evangelizadora de la Iglesia. La Iglesia católica se puede convertir en una “Iglesia samaritana”, señaló el padre Loyola, miembro de los Misioneros del Espíritu Santo en México.

Y parte de esa Iglesia samaritana debe comenzar con ellos, dijeron, al pedir una mayor transparencia. Hablaron abiertamente sobre diferentes tipos de abuso sufridos y causados por consagrados y consagradas, en particular el reciente descubrimiento de abuso sexual a menores por parte de un jesuita y su posible encubrimiento en Bolivia.

A finales del año pasado, la CLAR publicó un informe inédito, después de una consulta, sobre diferentes tipos de abusos sufridos por religiosas en América Latina, en el que se revelaba que la mayoría de quienes respondieron dijeron haber experimentado alguna forma de abuso.

El obispo auxiliar de Cuzco, Lizardo Estrada Herrera, un agustino nombrado en mayo como secretario general del CELAM, celebró la misa con los participantes el 3 de junio y les exhortó a tomar en cuenta las palabras de Francisco en Pentecostés de este año y “escuchar al Espíritu”.

“Hagamos lo que el Espíritu está inspirando en nuestras comunidades, en nuestra CLAR”, expresó el obispo peruano. “Que el Espíritu nos guíe en ese caminar, que debe ser recorrido en comunión”, añadió.

La Hna. Rosa Margarita Mayoral escucha durante una actividad el 5 de junio en una reunión de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú.

La Hna. Rosa Margarita Mayoral escucha durante una actividad el 5 de junio en una reunión de la junta directiva de la Confederación Latinoamericana de Religiosos en Lima, Perú. Mayoral, carmelita del Sagrado Corazón, participó con otros religiosos de América Latina para hablar de temas que afectan a la vida consagrada en la región. (Foto: GSR/Rhina Guidos)

 

Sin embargo, los miembros dijeron que este es un camino cada vez más doloroso, ya que América Latina y el Caribe sufren convulsiones políticas, migración a gran escala, violencia, y persecución —situaciones que han afectado cada vez más a la vida consagrada en la región y que se han documentado en un informe de la CLAR—.

En un año marcado por muchos acontecimientos, Franco dijo que el grupo buscaba subrayar el asesinato de varios compañeros de la vida religiosa en México y Haití, y recordó, específicamente, “las vidas robadas de aquellos que ya no están aquí”.

“Estamos aquí reunidos justo cuando se acrecienta la persecución a otros tantos y otras tantas de nuestros hermanos y hermanas en varias de las orillas del continente”, indicó y agregó: “Algunos, amenazados por el compromiso con la tierra o por su defensa explícita de las culturas o por su apoyo a movimientos populares, o simplemente porque están denunciando las marañas de la corrupción o el crecimiento ilegal de las mafias que comercian con la vida, con el futuro y con el derecho de las personas”.

Hablaron sobre la mejor forma de ayudar a sus miembros y se planteó la posibilidad de viajar a Haití para acompañar a los religiosos y religiosas que se encuentran allí, pero algunos participantes contaron historias de horror sobre personas con intenciones similares que terminaron mal y que fueron secuestradas.

Miembros de la Confederación Latinoamericana de Religiosos posan para una foto el 5 de junio al final de una reunión de cuatro días en Lima, Perú.

Miembros de la Confederación Latinoamericana de Religiosos posan para una foto el 5 de junio al final de una reunión de cuatro días en Lima, Perú. Secretarios generales y presidentes de conferencias religiosas de América Latina se reunieron para el encuentro anual para tratar temas que afectan a la vida consagrada en la región. (Foto: GSR/Rhina Guidos)

 

También conversaron sobre la disminución de las vocaciones y el envejecimiento de las comunidades religiosas en las Américas como una invitación a vivir a través de esa “noche”, lo que algunos podrían ver como oscuridad, con mayor alegría, incluso al enfrentar limitaciones, señaló Franco.

“En nuestra minoridad tenemos posibilidades de que fecunde la vida… intentemos vivir con más pasión este regalo que Dios nos ha dado en la vida religiosa”, dijo Franco.

Sobre telas rojas y moradas, típicas de la región peruana, colocaron unas cruces en el suelo del cuarto donde se llevó a cabo la reunión. Luego dieron a cada persona una cruz para recordar el encuentro y la razón por la cual eligieron “la vida”.

“Esta cruz [es la] que nos pone en sintonía con nuestro pueblo y vamos a intentar intuir qué sentimiento nos produce la contemplación de esta cruz”, dijo Franco. “Pedimos a Dios que nos dé la gracia de una fe sencilla… que contemplar en lo cotidiano esta cruz nos recuerde que nos le debemos a Dios al reino y al pueblo, y que a nosotros lo que nos corresponde es dar la vida”, añadió.

La hermana Carol Zinn, de las Hermanas de San José de Carondelet y directora ejecutiva de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas de Estados Unidos, asistió a la reunión y al dirigirse al grupo —en inglés, el 5 de junio— dijo que sentía que necesitaba un asiento adicional en el avión, en el vuelo que la llevaba de nuevo a casa, para poner su corazón.

“Estoy profundamente conmovida por el paso de Dios en esta experiencia”, manifestó, una experiencia que ocurrió después de reuniones con grupos similares de mujeres religiosas en Estados Unidos y Canadá en cuestión de días. “Mientras vivía estos días con ustedes, sentí que estaba en una sola conversación, desde América del Norte hasta Lima. Somos uno. Somos uno. Vivimos una vida consagrada. He experimentado esa unidad aquí y me llevo esa unidad conmigo”, exclamó.

“Mi experiencia en estos días ha llegado muy lejos, muy profundo, hasta el corazón de Dios. Estoy muy agradecida. Gracias, gracias, gracias”, expresó.