Hermanas católicas reflexionan sobre el impacto de Benedicto XVI en la Iglesia y la vida religiosa

Pope Benedict XVI greets nuns as he arrives for a special Mass for consecrated men and women Feb. 2, 2007, in St. Peter's Basilica at the Vatican. (CNS/Reuters/Dario Pignatelli)

El papa Benedicto XVI saluda a unas religiosas a su llegada a una misa especial para mujeres y hombres en la vida consagrada el 2 de febrero de 2007, en la Basílica de San Pedro del Vaticano. (Foto: CNS/Reuters/Dario Pignatelli)

Chris Herlinger

Ver perfil del autor

Traducido por Purificación Rodríguez Campaña

Ver perfil del autor

Religiosas católicas destacadas, algunas de ellas afiliadas a organizaciones con sede en Estados Unidos que fueron investigadas por el Vaticano durante el papado de Benedicto XVI, lamentan la muerte de este papa y alaban su vida de erudición, espiritualidad y servicio.

“Damos gracias al Señor por la sabiduría y la humildad con las que acompañó al pueblo de Dios y por el testimonio de amor con el que sostuvo el camino de la Iglesia entregando su vida durante los años de su pontificado”, dijo la Hna. Nadia Coppa, adoratriz de la Sangre de Cristo y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, en un comunicado el 31 de diciembre, día del fallecimiento del difunto papa.

Al unirnos a “la oración coral de la Iglesia por nuestro querido papa emérito Benedicto XVI”, dijo Coppa en nombre de la UISG con sede en Roma, “elevamos a Dios nuestra alabanza por la dedicación y el cuidado que dedicó a la vida religiosa y por el impulso profético de su magisterio, que permanecerá en la memoria de todos nosotros”.

“Que ahora cante con todos los santos las glorias al Cordero Pascual que lo creó y redimió y por el que se dejó transfigurar”, apuntó.

La Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas con sede en Estados Unidos declaró en un comunicado del 3 de enero:

Damos las gracias por su larga vida de servicio a la Iglesia católica y respetamos cómo integró en su papado sus experiencias en el régimen nazi en Alemania, su servicio en la Segunda Guerra Mundial y su trabajo como teólogo y profesor.

Su condición de profundo erudito y su comprensión de la condición humana le llevaron a hacer contribuciones que serán valoradas por años en la Iglesia. Que su fallecimiento nos recuerde a todos nuestra responsabilidad de cuidar de los marginados y trabajar para acabar con la brecha entre ricos y pobres, como hizo incansablemente el papa Benedicto con gran valentía y fe.

La Hna. Carol Zinn, que pertenece a las Hermanas de San José de Filadelfia y es directora ejecutiva de la Conferencia de Liderazgo de las Mujeres Religiosas, fue una de las muchas hermanas que aplaudieron a Benedicto XVI por su decisión de dejar el papado en 2013, convirtiéndose en el primer papa en hacerlo en 600 años.

Nuns hold a banner thanking Pope Benedict XVI before he delivers the Angelus from the window of his apartment overlooking St. Peter's Square at the Vatican on Feb. 17, 2013, a week after he had announced his resignation. (CNS/Paul Haring)

Unas religiosas sostienen una pancarta de agradecimiento al papa Benedicto XVI antes de que comience a rezar el Ángelus desde la ventana de su sala con vistas a la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 17 de febrero de 2013, una semana después de haber anunciado su renuncia. (Foto: CNS/Paul Haring)

Zinn afirmó que Benedicto XVI era conocido por ser más reflexivo que reaccionario, y que esa reflexión fue la que lo llevó a dimitir.

“Venía justo de ese punto profundo de reflexión sobre su propia vida y lo que significaba para él ser fiel a su cargo”, aseguró Zinn en una entrevista concedida a Global Sisters Report. “No quería repetir lo que había hecho Juan Pablo II” y permanecer en el cargo mucho después de ya no estar físicamente capacitado para ello, añadió.

Benedicto XVI era considerado conservador y fue papa al inicio de la evaluación doctrinal de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, el Centro de Recursos para Institutos Religiosos, y Network, un lobby [grupo de presión] católico de justicia social, en 2012. En 2009 comenzó una visita apostólica para investigar a todas las hermanas de Estados Unidos.

Pero Zinn comentó que era una simplificación excesiva culpar únicamente a Benedicto XVI.

“Toda esa situación era mucho más compleja e iba mucho más allá de una sola persona”, afirmó Zinn. En cambio, “a lo largo de los años, surgió un sentimiento sobre la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas en particular y las hermanas estadounidenses en general, y ese sentimiento se institucionalizó”.

Zinn comentó que no creía ni siquiera que Benedicto XVI “conociera todos los detalles a medida que [esto] se desarrollaba” y agregó que “fueron varios años con mucha gente implicada”, por lo que “establecer una conexión entre él mismo y las hermanas de Estados Unidos es cerrar demasiado la vista e inapropiado”. “Lo que hace falta ahora es reconocer el don de esta persona a la Iglesia”, afirmó.

Sin embargo, la Hna. Simone Campbell, de las Hermanas del Servicio Social, quien fue directora ejecutiva de Network durante la evaluación doctrinal, dijo que el calvario de tres años no habría ocurrido si Benedicto XVI no hubiera sido papa.

“No tenía la más mínima idea de quién éramos”, aseguró Campbell en una entrevista con GSR. “No creo que Benedicto tuviera en mente el cambio. Pensaba en la conservación y el cambio le asustaba, por eso las hermanas de Estados Unidos le asustaban”, aseveró.

Campbell declaró que era cierto que Benedicto XVI  no instigó la investigación, pero permitió que se produjera y mantuvo la cultura que la originó.

“Se trataba, más bien, de la jerarquía estadounidense y su alianza con Benedicto”, manifestó Campbell, quien además señaló que la evaluación doctrinal se produjo después de que miles de hermanas apoyaran públicamente la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio del presidente Barack Obama, una ley a la que se oponían los obispos. “No entiendo la lealtad a una estructura, porque para mí se trata de lealtad al Evangelio”, apuntó.

La Hna. Rebecca Ann Gemma, que pertenece a las Hermanas Dominicas de Springfield (Illinois) y es actual presidenta de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, dijo que independientemente de cómo empezaron la evaluación doctrinal y la visita apostólica, el Espíritu Santo las utilizó para el bien de la Iglesia y de las hermanas católicas.

Jenner Mathiasen (en el centro) de Seattle, participa en una vigilia el 8 de mayo de 2012 frente a la catedral de St. James en Seattle para apoyar a las hermanas contra el llamamiento del Vaticano a una reforma de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas. (Foto: CNS/Stephen Brashear)

Jenner Mathiasen (en el centro) de Seattle, participa en una vigilia el 8 de mayo de 2012 frente a la catedral de St. James en Seattle para apoyar a las hermanas contra el llamamiento del Vaticano a una reforma de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas. (Foto: CNS/Stephen Brashear)

“Esa experiencia llevó realmente a las religiosas a explorar sus carismas, su relatividad y, honestamente, sus propias relaciones individuales con la Iglesia”, admitió Gemma en una entrevista con GSR. “Y gracias a eso, creo de verdad que nos hicimos más fuertes en nuestro compromiso con la llamada a vivir el mensaje del Evangelio”, expresó.

Gemma aseguró que sin esa experiencia, ella no sabría si estarían en donde hoy están ni tampoco cómo sería la colaboración entre ellas. 

Cada papa dirige una institución compleja en un mundo complejo, sostuvo Gemma.

“Creo firmemente en la intercesión de los que nos han precedido, así que he estado rezando a Benedicto para que interceda por nosotros para que tengamos la sabiduría que necesitamos en este momento, no solo la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, sino todas las religiosas y la Iglesia al completo”, comentó.

La Hna. Sharon Holland, de las Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María, abogada canónica que trabajó como parte del personal de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano de 1988 a 2009,era presidenta de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas cuando terminó la evaluación doctrinal en 2015.

En un correo electrónico a GSR, Holland escribió esto sobre Benedicto XVI: “Era un hombre de gran fe y gran intelecto. Era teólogo y erudito, pero también un hombre humilde, capaz de escuchar. Estas cualidades continuaron en su papado”.

Nuns wait in line to enter St. Peter's Basilica to view the body of Pope Benedict XVI at the Vatican Jan. 2. (CNS/Jennifer Haring)

Unas religiosas hacen fila para entrar en la Basílica de San Pedro y poder ver el cuerpo del papa Benedicto XVI en el Vaticano el 2 de enero. (Foto: CNS/Jennifer Haring)

“Sus escritos seguirán siendo valiosos para las personas religiosas y para los teólogos de cara al futuro. Una pieza única de la historia de Benedicto será también su decisión de renunciar al papado y pasar sus últimos días en el monasterio del Vaticano. Sin duda, un gran hombre de la Iglesia”, expresó.

Las hermanas, con sede en las Naciones Unidas, tomaron nota de las muchas complejidades a las que se enfrentó el difunto papa y elogiaron uniformemente su decisión de dejar el papado.

“Conocía sus limitaciones físicas”, escribió en un correo electrónico a GSR la Hna. Durstyne Farnan, representante en la ONU de la Conferencia de Liderazgo Dominico y agregó: “[Dejarlo] fue un momento importante en su papado. Será recordado por este precedente en la Iglesia”.

“Esto prepara el camino para que cualquier papa en el futuro haga lo mismo. Quizá este sea también uno de los regalos adicionales que Benedicto deja a la Iglesia hoy”, añadió.

En términos más generales, Farnan escribió que “probablemente no fue fácil” para Benedicto XVI suceder al papa Juan Pablo II.

“Juan Pablo II visitó más de 120 países en su vida. Y Benedicto no. Juan Pablo era extrovertido y Benedicto no. Era un  pianista brillante y erudito [Joseph Ratzinger]”, escribió. “En muchos aspectos era lo opuesto a san Juan Pablo II. Sin embargo, dirigió la Iglesia de la mejor manera que supo”, apuntó.

 

Pope Benedict XVI's first encyclical, Deus Caritas Est ("God Is Love") is seen in various languages in the Libreria Editrice Vaticana publishing house Feb. 2, 2006. (CNS/Catholic Press Photo/Alessia Giuliani)

La primera encíclica del papa Benedicto XVI, Deus Caritas Est (Dios es amor) se muestra en varios idiomas en la Librería Editrice Vaticana el 2 de febrero de 2006. (Foto: CNS/Catholic Press Photo/Alessia Giuliani)

Farnan señaló que Benedicto XVI será recordado “como un tímido erudito que dirigió la Iglesia durante ocho años”. “Era un estudioso de la Palabra y deseaba conocer profundamente a Jesús, de ahí su obra en tres volúmenes sobre Él. Ahora está con el Dios al que quiso servir fielmente en su vida en la Tierra. Que descanse en paz”, explicó.

En un correo electrónico, la Hna. Winifred Doherty, religiosa irlandesa y principal representante en la ONU de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, elogió partes de la encíclica de Benedicto XVI Deus Caritas Est (Dios es amor), publicada en 2005.

En ese documento, Benedicto reconoció la explotación que supone la prostitución y destacó lo que Doherty llamó “la relación entre el compromiso necesario con la justicia y el ministerio de la caridad”.

Del mismo modo, Zinn expresó que lo que más apreciaba de Benedicto XVI era su inteligencia, mostrada especialmente en sus tres encíclicas que, según ella, hacen que una teología tan sencilla se vuelva profunda. Este fue el caso particular de Deus Caritas Est, afirmó.

“Simplemente no podía superar el amor que Dios derrama sobre toda la humanidad y que nuestra misión es dar la vuelta y derramar ese amor sobre Dios y sobre los demás”, explicó Zinn. “Tenía un sentido global del amor de Dios”, añadió.

 

This story appears in the The Ratzinger/Benedict XVI legacy feature series. View the full series.