En la foto, un grupo reunido para una sesión de oración en la Casa del Discernimiento, situada en el suburbio de Millvale, en Pittsburgh, Estados Unidos. (Foto: cortesía Caryn Crook)
Nota de la editora: La serie Vida Religiosa en Evolución explora cómo las hermanas católicas se están adaptando a las realidades de las congregaciones en transición y a las nuevas formas de vida religiosa. Aunque escribimos a menudo sobre estas tendencias, esta serie en particular se enfoca con más detalle en las esperanzas de las hermanas para el futuro.
Las vocaciones están ahí. Cuatro religiosas de cuatro comunidades diferentes —que han participado activamente en la Conferencia Nacional de Vocaciones Religiosas en los últimos años y ejercen su ministerio en la zona de Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos— coinciden en este punto.
Ellas trabajan juntas para ayudar a quienes están discerniendo su camino en la vida, ofreciendo múltiples oportunidades de oración y reflexión a través de la Casa de Discernimiento en el suburbio Millvale de Pittsburgh, al tiempo que proporcionan una forma única de comunidad intencional para ellas mismas.
La Hna. Caryn Crook, directora de vocaciones de las Hermanas de San Francisco de las Comunidades Neumann, se dio cuenta de cómo estaba evolucionando el discernimiento de una vocación religiosa poco después de comenzar en este ministerio en 2014. Mientras su propia comunidad continuaba su transición de cinco congregaciones franciscanas separadas a una con sede en Syracuse, en Nueva York, Estados Unidos, estaban vendiendo propiedades, incluido un dúplex de ladrillo en Millvale que anteriormente había servido como convento.
"Quería abrir una casa donde las mujeres pudieran apoyarse mutuamente en el discernimiento de su llamada", reflexionaba Crook en 2021 en un artículo para Global Sisters Report.
Crook planeó que dos hermanas del oeste de Pensilvania vivieran en la casa mientras ella supervisaba el proyecto desde Siracusa. Sin embargo, ese plan no funcionó y muchas hermanas fueron trasladadas a diferentes lugares mientras continuaba la transición en toda la congregación.
Flexible pero decidida a abrir la Casa del Discernimiento, Crook se mudó ella misma a la vivienda de seis dormitorios en 2019, convirtiéndose en la directora.
Las hermanas residentes en la Casa de Discernimiento aparecen en la foto durante las Navidades de 2024. De izquierda a derecha: Hnas. Kristin Matthes, Caryn Crook y Valerie Zottola. (Foto: cortesía Caryn Crook)
"Trabajar con personas con vocación tiene que ser un proceso evolutivo", señala Crook y añade: "Las cosas cambian en la congregación, y el mundo cambia y las nuevas generaciones que se interesan buscan cosas diferentes. Tienen otra visión del mundo. Hay que ser lo bastante flexible para adaptarse a esos cambios".
Crook se mantuvo abierta, y acogió a mujeres que estaban discerniendo una vocación religiosa y a otras que necesitaban un espacio para discernir su siguiente paso en la vida. Animó a las residentes a formar una comunidad intencional, reuniéndose a diario para rezar por la mañana y por la tarde, compartir las comidas —incluyendo el cocinar— y las tareas domésticas.
A medida que el incipiente proyecto despegaba, Crook empezó a explorar la posibilidad de añadir otra dimensión.
Después de todo, la comunidad es una parte esencial de la vida religiosa.
"Hablé con el Consejo de Vocaciones Religiosas de Pittsburgh", recuerda Crook. "Les pedí que corrieran la voz entre las comunidades de la zona, buscando a alguna hermana que quisiera trasladarse a la Casa de Discernimiento y apoyar el proyecto", apunta.
"Queremos compartir la alegría que tenemos": Hna. Mindy Welding. (Foto: cortesía Mindy Welding)
Entra la hermana Mindy Welding.
En esa época, Welding trabajaba a tiempo parcial como directora de vocaciones para su comunidad, las Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María. También trabajó en la diócesis de Pittsburgh como delegada de religiosas.
Welding y Crook ya se conocían a través de las actividades con la Conferencia Nacional de Vocaciones Religiosas. A ella le gustó la idea de que una casa de discernimiento fuera no solo un recurso para las mujeres que buscan su vocación, sino también para las hermanas que, de otro modo, vivirían solas.
"Estar juntas es propio de la vida religiosa", dice Welding y agrega: "No importa de qué comunidad; somos hermanas".
Welding también tuvo que ser flexible mientras discernía el hecho de trasladarse a la Casa de Discernimiento. Al dejar la pastoral vocacional en su comunidad, asumió funciones adicionales en la diócesis: directora de formación después de la ordenación.
Aunque no trasladó su residencia a la Casa de Discernimiento, Welding sigue apoyando el proyecto. Se une a las demás con frecuencia, incluso en las noches del 'Primer viernes de diversión', en las que las hermanas pueden ver una película juntas en casa, ir al cine para ver una película o jugar.
Ella y las hermanas que viven en la Casa de Discernimiento han ido juntas de retiro. Han invitado a religiosas de otras comunidades que viven en la zona de Pittsburgh —Hermanas de la Caridad, Franciscanas y Hermanas de San José, por ejemplo— para que también se unan a ellas en las actividades.
"Queremos estar juntas y compartir nuestra vida", dijo Welding. "Queremos compartir la alegría que tenemos. Es bueno para nuestra salud mental reunirnos unas con otras y hacer comunidad juntas", puntualizó.
La Hna. Caryn Crook, en el centro, aparece con amigas en un sendero cerca de la Casa de Discernimiento. Al fondo, una vista de Pittsburgh a través del río Allegheny. (Foto: cortesía Caryn Crook)
En cuanto a quienes desean discernir su propia vocación religiosa, Welding señaló: "Si una mujer acude a mí, puedo ofrecerle la oportunidad de pasar un tiempo en la Casa de Discernimiento. Es un regalo".
La hermana de San José Valerie Zottola se hizo eco de ese sentimiento. Se mudó a la Casa de Discernimiento en septiembre de 2021. "Me sentí muy atraída por el entusiasmo y la pasión de Caryn por este ministerio", dijo. "La Casa de Discernimiento proporcionó un lugar increíble para apoyar mi trabajo vocacional", afirmó.
Zottola, que celebrará su 50.º jubileo en mayo y ha trabajado en la pastoral vocacional para las Hermanas de San José de Baden en Pensilvania desde 2015, ha notado —al igual que Crook— la evolución del ministerio. "Mientras navegaba por los lugares que tradicionalmente abarcaba la pastoral vocacional, pronto se hizo evidente que, ahora, muchos de estos lugares han cambiado", observó y añadió: "Con el crecimiento de la comunicación virtual, pronto se hizo evidente que necesitaba aprender sobre estas plataformas, probarlas y discernir cuidadosamente cuál lograba lo que me había propuesto".
"Me encanta saber de cada comunidad": Hna. Valerie Zottola. (Foto: cortesía Valerie Zottola)
Vivir en comunidad con otras hermanas en la Casa de Discernimiento tuvo un impacto en la vida diaria de Zottola. "Hoy en día, compartir este estilo de vida religiosa con otras congregaciones de una manera intencional es muy emocionante. Me encanta saber de cada comunidad", dijo.
Zottola ha pasado de limitarse a vivir en la casa y apoyar el proyecto a coordinarlo con Crook. "Programamos reuniones semanales para apoyar y coordinar nuestros esfuerzos", explica. Esto implica un contacto frecuente para mantener las relaciones con los amigos de la casa, organizar la programación presencial y en línea, y ser buenas administradoras no solo del entorno físico, sino de mucho más: el espíritu acogedor y hospitalario que forma parte integral de la Casa de Discernimiento.
Además de sus otras responsabilidades dentro de las respectivas comunidades religiosas, Crook y Zottola coordinan una serie de programas ofrecidos a las que disciernen en línea. Los grupos de discusión alrededor de libros han demostrado ser populares, con próximos títulos como La luz de Asís: La historia de Santa Clara, de la Hna. Margaret Carney, y Rodeados de amor: Siete enseñanzas de San Francisco, del padre Murray Bodo
Las que están en discernimiento pueden reunirse semanalmente a través de Zoom para orar y reflexionar.
"Cada lunes es una experiencia totalmente nueva", dice Crook sobre estas sesiones. Una semana, puede haber un grupo de seis personas escuchando con interés una charla de una directora de vocaciones con algunas preguntas. En otra ocasión, puede ser una sola persona, y la conversación es profunda y personal. "Siempre es una prueba de que Dios está presente en este programa", manifiesta.
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Los miércoles, la Casa de Discernimiento se conecta a Zoom para la oración vespertina, una experiencia de fe compartida abierta a todos.
"La oración en común es muy enriquecedora", dice la Hna. Kristin Matthes, quien se trasladó a la Casa de Discernimiento en noviembre de 2024. "Me encanta la parte de compartir la fe. Alimenta mi alma, me fundamenta, me ayuda a estar más presente", apunta.
Matthes, de las Hermanas de Notre Dame de Namur, de la provincia de Ohio, había ejercido su ministerio con jóvenes adultos en Washington, D. C. y formado parte del equipo de liderazgo provincial de su comunidad, y luego había pasado un tiempo como voluntaria en California antes de trasladarse a Youngstown, Ohio, para iniciar un nuevo ministerio de coaching y consultoría. Cuando la situación cambió, planeó trasladarse a Pittsburgh, donde conocía a más gente.
"Estar en comunidad me saca de mí misma": Hna. Kristin Matthes. (Foto: cortesía Kristin Matthes)
Gracias a su amistad con Welding, Matthes fue invitada a pasar un fin de semana en la Casa de Discernimiento. "Tenía muchas ganas de volver a la comunidad", dice Matthes. Tras una conversación con Crook y Zottola, regresó.
"Estar en comunidad me saca de mí misma. Es mi forma preferida de estar en el mundo y un recordatorio constante de que se trata de algo más que de mí", afirma Matthes.
Gran parte del ministerio de Matthes puede realizarse a distancia, pero estar cerca de un aeropuerto importante también es clave para ella. Cuando no está trabajando, se reúne con sus compañeras de casa para los programas y la oración. "Solo tengo que aparecer, escuchar y comprometerme, y me encanta hacerlo", dijo.
Como cofundadora de Giving Voice, un grupo de religiosas menores de 50 años, Matthes aprecia profundamente la colaboración intercomunitaria. Entiende cómo los diversos carismas pueden enriquecerse mutuamente sin dejar de ser distintos, como en una reunión organizada por las Hermanas de San José de Baden para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada de este año, el 2 de febrero. "No hay nada mejor que estar en una habitación con 100 hermanas", dijo Matthes.
O para comentar un libro en línea. Hermanas de varias congregaciones se reúnen para explorar La Resiembra de la Vida Religiosa a través de la Sororidad Global de la Hna. Susan Rose Francois de San José de la Paz y la Hna. Juliet Mousseau del Sagrado Corazón.
A través de estos encuentros, las religiosas siguen alimentando su camino espiritual y sirven de inspiración a quienes están discerniendo la llamada de Dios.
"Las mujeres siguen buscando esa vida, pero hay muchas formas diferentes de vida consagrada", dijo Welding y agregó: "Siguen deseando estar en relación con Jesucristo, ayudar a los demás como Jesús, vivir el mensaje del Evangelio, pero ahora tiene un aspecto diferente".
Por eso ella y las hermanas que viven allí ven la Casa de Discernimiento como una ventaja.
Zottola concluyó: "Ser bendecidas con tanta gente que viene a la Casa de Discernimiento —por un día, un fin de semana, un mes, seis meses o más, o que se convierten en parte de nuestras vidas a través de nuestros programas virtuales— es una gracia y un privilegio abrumadores. ¡Qué emocionante es ser invitada a conocer sus mundos y sus corazones!".
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 6 de marzo de 2025.
