Presidenta de la UISG habla de la importancia de abrazar la vulnerabilidad

La hermana Nadia Coppa, de las Adoratrices de la Sangre de Cristo y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, asevera que las religiosas están comprometidas con el proyecto de sinodalidad del papa

La hermana Nadia Coppa, de las Adoratrices de la Sangre de Cristo y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, asevera que las religiosas están comprometidas con el proyecto de sinodalidad del papa. (Foto: cortesía de la UISG)

por Christopher White

Vatican Correspondent

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Cuando la Hna. Nadia Coppa tenía 19 años, ya estaba segura de que quería dedicar el resto de su vida a Dios como religiosa. Pero nunca hubiera podido imaginar que 30 años después, se convertiría en la presidente de un organismo que representa a unas 600 000 hermanas de todo el mundo.

El 11 de mayo, la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) anunció que Coppa, una Adoratriz de la Sangre de Cristo, había sido elegida como su nueva presidente.

Al final de la asamblea plenaria trienal de la UISG, celebrada del 2 al 6 de mayo en Roma, unas 700 superioras religiosas de todo el mundo firmaron una declaración final en la que se comprometían a “vivir el proceso sinodal en la vulnerabilidad a través de su papel de líderes y animándolo en sus comunidades y con el pueblo de Dios”.

Aunque tal compromiso requiere un esfuerzo de equipo, las hermanas esperan que Coppa, quien es italiana, ayude a liderar el camino.

La propia experiencia de Coppa de abrazar la vulnerabilidad se remonta a su tiempo en Florencia, Italia, donde se formó y trabajó con personas drogadictos, ayudándoles a integrarse de nuevo en la sociedad.

“Allí aprendí a vivir la vida consagrada de una manera profunda y a dar vida a los demás”, contó a Global Sisters Report. “Aprendí a escuchar y a acompañar a las personas que viven en una condición vulnerable y a ayudarlas a encontrar un nuevo camino para vivir con dignidad", agregó.

Doce años después, en 2017, Coppa fue elegida superiora general de su comunidad en Roma, lo que le permitió vislumbrar la diversidad de las religiosas que eventualmente ayudaría a dirigir y las dimensiones globales de la Iglesia católica. 

“El rostro universal de la Iglesia está en Roma”, acotó.

Durante este periodo, sostuvo, experimentó una transformación personal que dio forma a su estilo de liderazgo. Se guio por la pregunta: “¿Cómo puedo ayudar a las religiosas a ser lo que están llamadas a ser?”.

Ahora, en su nuevo cargo de presidente, se plantea esa pregunta a diario.

La presidencia de Coppa coincide con un momento concreto en la vida de la Iglesia universal en el que el papa Francisco se esfuerza por hacer uso de la sinodalidad para dar forma a una Iglesia más participativa que sea capaz de acompañar a todo el pueblo de Dios.

Coppa dijo que la reunión plenaria de la UISG celebrada recientemente es una prueba del compromiso de las religiosas con el proyecto de sinodalidad del papa.

“Esta es otra forma de crecer como mujer y como religiosa y una nueva experiencia de pueblo de Dios”, expresó.

La plenaria, con su tema de 'abrazar la vulnerabilidad en el viaje sinodal', se convirtió en un “espacio sagrado para compartir sobre nuestras vulnerabilidades como líderes de congregaciones”, manifestó.

“La vulnerabilidad forma parte de nuestras vidas como mujeres consagradas, y tenemos que abrazarla, no eliminarla”, expresó.

El papa Francisco mostró su propia vulnerabilidad en su reunión del 5 de mayo con los asistentes a la asamblea plenaria, cuando apareció en público utilizando una silla de ruedas por primera vez tras varios meses de fuertes dolores en la rodilla.

“Me conmovió mucho”, afirmó Coppa y agregó: “Sentí su ternura. Fue un fuerte testimonio para nosotros”.

“A veces, tenemos la idea de que tenemos que ser capaces de manejar todos los desafíos”, continuó. “El papa Francisco nos muestra que la vulnerabilidad puede ser un espacio para ser solidarios con los demás”, indicó.

Durante esa reunión, el papa dijo a las superioras que la sinodalidad es una forma de afirmar los carismas y las intenciones originales de los fundadores de las congregaciones religiosas y, al mismo tiempo, responder a las necesidades de un mundo que cambia rápidamente.

La Hna. Nadia Coppa de las Adoratrices de la Sangre de Cristo, a la izquierda, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, con la Hna. Mary Teresa Barron de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, vicepresidenta de la UISG.

La Hna. Nadia Coppa de las Adoratrices de la Sangre de Cristo, a la izquierda, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, con la Hna. Mary Teresa Barron de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, vicepresidenta de la UISG. Coppa y Barron ocuparán el cargo hasta 2025. (Foto: cortesía de la UISG)

Dado que Coppa es una adoratriz de la Sangre de Cristo, su carisma es la caridad tanto con Dios como con los demás. Para otras superioras religiosas, señala, habrá otras áreas de énfasis.

“Tenemos  culturas diferentes, lenguas diferentes y apostolados diferentes, pero la misma misión”, afirmó y puntualizó: “Y tenemos el Evangelio en común”.

Coppa y su vicepresidenta, la Hna. Mary Teresa Barron, de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, prestarán su servicio durante tres años, hasta el 2025, apoyadas por un equipo de 11 consejeras.

Aunque la tarea que tiene por delante es importante, Coppa, le anima estar rodeada de “buenas mujeres y buenas ideas”. “No estoy sola”, apuntó.

Entre sus prioridades se encuentran la profundización de las relaciones entre la UISG y la Unión de Superioras Generales, la mejora de la red de hermanas en todo el mundo y el fortalecimiento del diálogo y la colaboración entre los distintos dicasterios vaticanos.

Es probable que Coppa también desempeñe un papel importante en el muy esperado Sínodo de los Obispos del 2023 sobre la sinodalidad.

Coppa espera que las superioras religiosas tengan voto, porque cree que “lo importante es [que puedan] hablar y pensar juntas”.

En el 2015 y en el 2018, a los superiores religiosos no ordenados se les concedió el derecho a voto, lo que abre la posibilidad de que las mujeres también lo reciban.

“El sínodo se mueve según el Espíritu y la escucha del Espíritu”, expresó Coppa. “Podemos intentar encontrar la mejor manera de dar voz a todos los participantes, y lo importante es discernir y luego compartir las responsabilidades con los demás para que se expresen”, afirmó.

Pero independientemente de que las religiosas reciban o no un voto, ella está convencida de que seguirán guiándose por el “espíritu profético” de la sinodalidad.

“El futuro de la vida consagrada está en caminar con los demás”, sostuvo Coppa y agregó: “No por delante ni por detrás, sino juntos”.

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 20 de mayo de 2022. 

This story appears in the UISG 2022 plenary feature series. View the full series.