Cinco religiosas que sirven en América Latina, Japón y España reflexionan para el panel La Vida sobre el Adviento como tiempo de esperanza activa frente a desafíos como las hambrunas y la violencia, en medio de realidades congregacionales marcadas por la disminución de vocaciones y el aumento de hermanas mayores. Comparten cómo las estrellas que guían su fe en la noche del mundo tienen rostro de mujer, de hermanas de comunidad, aunque no se les reconozca en el "firmamento eclesial". 

Una diversidad de edades, países y carismas integran el nuevo panel del tercer año de La Vida en español: veinte hermanas de América Latina, principalmente, Estados Unidos, España y Japón —maestras, profesoras, formadoras, evangelizadoras digitales, psicólogas, catequistas, ecónomas y religiosas en formación inicial— compartirán sus reflexiones sobre educación, pastoral, misión y vida comunitaria, aportando sus particulares miradas para iluminar y poner en común sus experiencias de vida consagrada.

"Este Día de Acción de Gracias, agradezco especialmente a toda mi comunidad: a las mujeres del tablero de necrología, cuyas vidas y oración aún nos sostienen, y a las hermanas que hoy caminan a mi lado", escribe la Hna. Helga Leija, de las Hermanas Benedictinas de Mount St. Scholastica, en Kansas, Estados Unidos, al reconocer la fidelidad que sostiene su vida monástica.

Hermanas de cuatro congregaciones trabajan juntas —a través de la Casa de Discernimiento en Pittsburgh, EE. UU.— para ayudar a mujeres que deciden su proyecto de vida; las religiosas también consiguen así una forma única de comunidad intencional para ellas mismas. "Trabajar con personas con vocación tiene que ser un proceso evolutivo. (...) Las nuevas generaciones que se interesan buscan cosas diferentes. Hay que ser flexible para adaptarse a esos cambios", afirma una de ellas.

"El reinado de Jesús es de vida, de entrega, de fidelidad, de salvación (...), coherente con el anuncio de la buena noticia, especialmente para los más pobres. Hagamos que nuestras celebraciones se centren más en el reinado de Dios que en la deformación que a lo largo de la historia se ha venido haciendo de la figura de Jesús, identificándolo con los reyes de este mundo", reflexiona teóloga Consuelo Vélez en la Solemnidad de Cristo Rey —Evangelio dominical— para la serie Al partir el pan. 

"El arte, cuando está guiado por la fe, se convierte en un ministerio. Los medios pueden sanar, unir e inspirar. Mi trabajo se centra en narrativas de la vida real que reflejan la bondad y la resiliencia de la gente común", escribe la Hna. Lismy Parayil, de la Congregación Madre del Carmelo, reconocida como la primera monja cineasta profesional de la India y quien ha dirigido más de 300 videos musicales y 35 documentales.

La Hna. Eucharia Madueke, una experta en políticas públicas y desarrollo de las Hnas. De Notre Dame de Namur, forma y moviliza a las religiosas en Nigeria para concienciar a las comunidades sobre la violencia contra las mujeres, la trata y las tradiciones culturales nocivas. "Cuando las personas cambian, las situaciones cambian. Abordar la violencia de género no es una distracción de los problemas económicos, sino una de las formas fundamentales de resolverlos", sostiene. 

"La experiencia de empezar de la nada, de estar rodeada de devastación, solo podía ser sostenida por Dios, que se entrega a su pueblo. Pero me sentí acompañada por Jesús en la Eucaristía. Su presencia me sostuvo en mi entrega", escribe la Hna. María Luisa Mesina sobre su experiencia misionera tras el paso en 2013 de un supertifón por la ciudad de Guiuan en Filipinas. "Él me dio valor para acompañar a las personas en su sufrimiento", asegura.